Agenda Levantina

Palestina, Jordania y el debate Harris-Trump: la lenta erosión del statu quo

El ataque en el cruce Allenby se produjo en un contexto de gran tensión en Cisjordania, tras una operación de varios días de duración

Palestina, Jordania y el debate Harris-Trump: la lenta erosión del statu quo
Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Edomingo, un camionero jordano asesinó a tiros a tres guardias de seguridad israelíes en el paso fronterizo entre Jordania e Israel –el cruce de Allenby, que conecta el reino hachemita con Cisjordania ocupada–. Tras el ataque, las autoridades israelíes anunciaron el cierre del paso fronterizo y de los otros dos que unen a Israel con Jordania, antes de reabrirlos el lunes solamente a personas. El cruce es el único punto de entrada y salida de los palestinos de Cisjordania, y un acceso vital para las mercancías al territorio ocupado, y para la ayuda humanitaria destinada a Gaza. Con todo, las grandes potencias siguen con su doble moral. Así, días antes del incidente, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania anunciaron nuevas sanciones contra Irán, acusando a su régimen de haber enviado misiles balísticos a Rusia. 

El ataque en el cruce Allenby se produjo en un contexto de gran tensión en Cisjordania, tras una operación de varios días de duración –la más larga desde la segunda Intifada (2000-2005)– lanzada simultáneamente por el Ejército israelí en varias regiones del norte del territorio ocupado a finales de agosto, matando a casi 40 palestinos. También es parte del resurgimiento de los ataques de los colonos y los intentos regulares de Israel de cambiar el status quo: el 13 de agosto, el ministro de Seguridad Nacional israelí de extrema derecha, Itamar Ben-Gvir, visitó la explanada de la Mezquita junto a más de 2000 personas, cantando himnos judíos y rezos.

Tras el ataque del domingo, el primer ministro Netanyahu declaró que su país seguía “rodeado de una ideología asesina liderada por el eje del mal iraní”. Voces como la de Netanyahu resuenan en las narrativas orientalistas expresadas principalmente por líderes de opinión bien posicionados en los noticieros televisivos y radiofónicos de diversos países, incluido el nuestro. Es una perspectiva que pretende convertir a los palestinos en meras víctimas, cuyas acciones serían el resultado de una mezcla perversa de liderazgos corruptos, además de aparecer como designios de Irán. De hecho, no sorprende que, en el debate del martes entre los candidatos a la Presidencia en Estados Unidos, el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris, ésta reiterara su compromiso de seguir armando a Israel para permitirle “defenderse, particularmente contra Irán”.

Algunos gobiernos y medios occidentales acaso imputan la carga del genocidio sólo a la persona del primer ministro Benjamin Netanyahu y sus ministros de extrema derecha (si no fuera por ellos, quieren hacernos creer, Israel seguiría siendo un “bastión democrático y secular de la civilización occidental”).  Pero ni aun así detienen la venta de armas a Tel-Aviv ni cesan su cooperación. Mientras tanto, el acuerdo de paz que tiene Jordania con Israel desde 1994, un pilar del statu quo regional, se erosiona de manera quizá irreversible. 

POR MARTA TAWIL

INVESTIGADORA DEL COLMEX

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