Una de las primeras acciones que anunció Andrés Manuel López Obrador cuando se convirtió en presidente fue la creación de tres comisiones para la atención del beisbol, atletismo y boxeo. Los antecedentes que tenía eran que las asociaciones deportivas, más conocidas como federaciones, son entes corruptos con presidentes que se eternizan en el cargo y las utilizan como caja chica, amén de los recursos públicos que reciben de la Conade.
Como no tenían estructura y no podían operar estas comisiones, mutaron en lo que hoy conocemos como Bachillerato Tecnológico de Educación y Promoción Deportiva (BTED), donde quienes se inscriben cursan la preparatoria, y se preparan para tratar de convertirse en deportistas.
De esta manera, López Obrador intentó controlar tres deportes, en pos de desarrollar más y mejores atletas, y tuvo la intención de ponerles un freno a los presidentes. Fue un proyecto que nació muerto, dado que el movimiento olímpico es privado y la Ley General de Cultura Física y Deporte dice claramente que las federaciones son la máxima autoridad técnica en el país, luego entonces todo debe pasar a través de ellas.
Además, se rigen por sus homólogas internacionales. Sin embargo, no le faltaba razón al presidente, porque hemos visto a lo largo de los años como, efectivamente, algunos titulares de federaciones se han eternizado en el cargo, y muchos de ellos, incluso, lo han logrado amañando asambleas, violentando sus propios estatutos y haciendo una serie de chapuzas.
Hubo, incluso, quien contrató prostitutas para asegurar que sus afiliados volvieran a votar por él. Por tratarse de asociaciones civiles se escudan en que sólo su asamblea puede ponerlos… o quitarlos.
Hoy día tenemos un conflicto en ciernes en la Federación Mexicana de Taekwondo, cuyo presidente, Raymundo González, dejó de ostentar este cargo el 3 de marzo pasado. Se le olvidó realizar la asamblea electiva durante los primeros tres meses de 2024 y, por ende, ya no tiene más ese puesto.
A pesar de ello, quiere reelegirse por segunda ocasión para cumplir tres periodos, que acumulados suman 12 años sin importarle que este deporte está pasando una crisis brutal que quedó confirmada en París con las actuaciones de Daniela Souza y Carlos Sansores. Otra vez quedó al descubierto que, de no ser por las medallas de María Espinoza, el taekwondo mexicano ya no tiene mucho que presumir. González hizo una asamblea, el 6 de julio, en la que se reeligió, y este viernes 23 de agosto repitió el proceso.
A pesar del desaseo y de que el Comité de Vigilancia Electoral (Coved) le pidió no llevar a cabo la elección, se reeligió por unanimidad. Este es sólo un ejemplo de cómo no les importa mejorar el deporte, y que ser presidente de una federación es cuestión de intereses meramente personales
POR BEATRIZ PEREYRA
COLABORADORA
@BEATRIZPEREYRA
MAAZ