Columna Invitada

París 2024: un espejo del sistema deportivo mexicano

Mientras la Conade sigue siendo, sexenio tras sexenio, el blanco de las críticas, las federaciones continúan operando sin ninguna responsabilidad

París 2024: un espejo del sistema deportivo mexicano
Francisco Vallejo Gil / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Los Juegos Olímpicos de París 2024 han llegado a su fin, y con ello, la delegación mexicana regresa con resultados que han quedado por debajo de las expectativas. A pesar de las proyecciones de la Conade, que anticipaban entre seis y 10 medallas, México sólo obtuvo dos medallas de plata, y tres de bronce, ocupando la posición número 65 de 85 países medallistas. Este resultado ha generado un malestar habitual en la opinión pública, que no ha parado de señalar a Ana Gabriela Guevara como responsable, incentivados por la insensible comodidad con la que la titular optó por mostrarse en París. Más allá de esta crítica es importante tener y ampliar una verdadera discusión sobre el funcionamiento e integración del sistema deportivo nacional.

En el contexto de París 2024, es evidente que el problema no es exclusivo de la gestión actual de la Conade, sino de un sistema estructuralmente deficiente que no fomenta el desarrollo deportivo integral desde las bases y el apoyo interinstitucional. La falta de un programa de formación robusto y de una gobernanza transparente y efectiva en las federaciones son factores clave que han contribuido al pobre desempeño de México en estos y en los pasados Juegos Olímpicos.

Las autoridades deportivas, tanto públicas como privadas, deben ser un ejemplo para deportistas, entrenadores, familias y la sociedad en general, ya que representan, ante la mirada del mundo, a la bandera de México. Sin embargo, durante los últimos años, ni deportistas, entrenadores, familias y la sociedad en general se han sentido representados por quienes ocupan estos cargos. La conducta social y moral de las autoridades dejó mucho que desear, afectando la confianza y el compromiso en el deporte nacional.

El Comité Olímpico Mexicano y las Federaciones Deportivas Nacionales también son responsables ya que son entidades que juegan un papel imprescindible dentro de la formación de los deportistas mexicanos y a pesar de su enorme responsabilidad en la formación y desarrollo de los atletas de alto rendimiento no trabajan coordinadas y mucho menos en objetivos comunes. Actúan sin vigilancia generando un entorno donde los intereses económicos y el influyentismo prevalecen sobre el bienestar y desarrollo de los deportistas.

Mientras la Conade sigue siendo, sexenio tras sexenio, el blanco principal de las críticas, las federaciones continúan operando sin ninguna responsabilidad social en un espacio de impunidad que solo contribuye al acelerado deterioro del deporte en México.

Estas organizaciones tienen la responsabilidad de formar y desarrollar a nuestros atletas, pero la falta de escrutinio público ha permitido que operen en un espacio donde las irregularidades pasan desapercibidas, mientras que los deportistas quedan indefensos en medio de disputas que involucran a la Conade, al Comité Olímpico Mexicano y a las federaciones.

Para mejorar el sistema deportivo, primero debemos asegurar que tanto el deporte amateur como el profesional funcionen bajo un esquema de gobernanza efectiva y transparente. Un enfoque que deje de lado las disputas y se concentre en apoyar integralmente al atleta mexicano. Para ello, es fundamental que el sistema deportivo nacional cuente con perfiles capaces de fomentar el diálogo, superar diferencias y centrarse en las coincidencias para impulsar un cambio real en el deporte nacional.

Los resultados de París 2024 evidencian la ausencia de un programa de formación deportiva sólido que inicie desde las escuelas primarias hasta las universidades. A pesar de la existencia de un Programa de Apoyo al Deporte de Alto Rendimiento y las becas deportivas, esto ha demostrado ser insuficiente para preparar adecuadamente a nuestros atletas para enfrentar las exigencias del más alto nivel competitivo.

Cada fracaso olímpico alimenta un ciclo de decepción y desencanto que inevitablemente se traduce en una mayor desconfianza hacia las instituciones. El humor social se torna negativo, y el desánimo colectivo se traduce en críticas severas hacia el gobierno y las instituciones deportivas. Pero si queremos cambiar esta narrativa, es vital que la responsabilidad no recaiga únicamente en la Conade, sino en todos los actores del sistema deportivo nacional.

Debemos exigir una gobernanza efectiva en todas las instituciones que forman parte del sistema deportivo, incluidas las Federaciones Deportivas Nacionales. Si queremos que el deporte mexicano tenga un futuro mejor, es momento de que todos los actores involucrados asuman su parte de responsabilidad y trabajen juntos hacia un mismo objetivo: el desarrollo integral y exitoso de nuestros deportistas.

Este replanteamiento del sistema deportivo nacional no puede demorarse, al contrario, debe aprovecharse, especialmente considerando que México será coanfitrión del próximo gran evento deportivo internacional, la Copa Mundial de Fútbol 2026. Francia, con su exitosa gestión en los Juegos Olímpicos de París, ha demostrado cómo una inversión estratégica en la imagen y promoción de una ciudad turística puede generar un impacto significativo a nivel mundial. México debe aprender de esta experiencia y empezar a desarrollar desde ahora una estrategia que no sólo eleve nuestra infraestructura deportiva, sino que también fortalezca nuestra proyección internacional. Hasta la próxima. 

POR FRANCISCO VALLEJO GIL 
LICENCIADO EN DERECHO Y EXPERTO EN COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA

PAL

Temas