Malos Modos

El fraude y otras maneras de ganar

En realidad, que no hubo fraude es cosa no de consenso, pero casi

El fraude y otras maneras de ganar
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Hay muy buenos argumentos para sostener que no hubo fraude el 2 de junio.

El primero es, como se ha dicho, que no hizo falta, por algunas razones obvias –semejante madriza rebasa cualquier necesidad de complot–, algunas buenas –un par de programas sociales, el aumento al salario mínimo–, y muchas malas, que pueden resumirse en una: la caradura con que el oficialismo, el presidente a la cabeza, dedicó el sexenio a hacer un coctel de dos ingredientes: “políticas públicas”, démosles ese nombre, y promoción del voto oficialista.

Sí, los dineros públicos se usaron para promover al todavía presidente, primero, y, enseguida, a todo el movimiento que encabeza, incluida la de facto ya presidenta electa.

El segundo argumento es el equilibrio prodigioso entre incompetencia e indecencia de buena parte de las cúpulas opositoras –¿en serio se van a quedar en el Senado, manos?–, que condujo a una campaña bastante pobretona.

En realidad, que no hubo fraude es cosa no de consenso, pero casi. Lo dice el presidente; lo dice Claudia Sheinbaum; lo dicen los líderes de la oposición, incluida Xóchitl Gálvez, y lo dicen tanto los comentócratas no oficialistas como los antiguos líderes del INE, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, y su antecesor, Luis Carlos Ugalde, a los que nadie puede acusar de chairos. Hubo una inequitatividad colosal, sin duda, pero no propiamente un fraude. 

Si no hay consenso, irónicamente, es por una excepción de veras llamativa. La excepción es Mario Delgado. Al parecer, pasa a decirnos este veterano de la izquierda, todo el país se unió en un no fraude contundente, con una excepción: Jalisco, donde Morena perdió la gubernatura, con claridad según todos los indicios, ante Pablo Lemus.

Esto ya lo habíamos visto. En 2006, el año que tampoco hubo fraude, el hoy casi expresidente se lanzó a bloquear Reforma. La ciudadanía debería tomar nota, porque igual que aquel año de no fraude nos quisieron imponer a un presidente por el que no habíamos votado, hoy quieren imponerle a los jalisciences un gobernador, como trataron de imponerle a los vecinos de la Cuauhtémoc un alcalde, cuando Alessandra Rojo ganó por bastantes votos, y que quieren imponernos una mayoría calificada, plausiblemente contra las leyes, porque aquí mandamos nosotros y háganle como quieran.

Una consecuencia rara de esta nueva realidad es que provoca arrebatos de ternura. Da ternura, dicho con todo cariño, escuchar los llamados al oficialismo para que respete el orden democrático, como da ternura escuchar, otra vez, aquello de que la realidad va a acabar por imponerse y la nueva administración se va a moderar. Que no se va a dar un disparo en el pie, dicen. Bueno, disculparán el escepticismo, pero así, a punta de autodisparos, ya conquistaron el país. No veo por qué tendrían que cambiar de estrategia.

POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09

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