Columna invitada

Assange: El precio de la libertad

Después de más de 10 años de haber padecido una controvertida y criticada persecución política y legal

Assange: El precio de la libertad
Javier García Bejos / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Después de más de 10 años de haber padecido una controvertida y criticada persecución política y legal por parte del gobierno de Estados Unidos, Julian Assange finalmente es libre. Pero el precio que ha pagado por ello ha sido muy alto, para él, para el periodismo y para la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a saber la verdad y luchar contra los abusos del poder.

Que el fundador de WikiLeaks se haya declarado culpable de espionaje para lograr su libertad, se ha traducido para muchos en un terrible mensaje para la razón de ser del periodismo: fungir de contrapeso al poder. Tengo profundos sentimientos encontrados al respecto y los expongo a continuación.

Es cierto, y eso no puede obviarse: la resulta de este penoso episodio en la historia del periodismo sienta un precedente inquietante para quienes ejercen el oficio con un compromiso serio hacia la verdad y los límites a los que debe someterse el poder.

Por otro lado, es cierto también que en el imaginario colectivo del mundo, Assange es inocente y Estados Unidos es el culpable. Y me parece que esta realidad también tiene peso. ¿Cómo influirá eso en el futuro inmediato y en el futuro? Me parece que no podemos enunciarlo todavía.

En la época de la posverdad y las fake news, la historia de este hacker australiano, sin omitir su injusta persecución y sus consecuencias, ha sido y seguirá siendo una verdadera inspiración para el periodismo libre y comprometido, y debe ser además un aliciente para que periodistas y sociedad en conjunto no bajemos la guardia frente a cualquier atisbo de autoritarismo, censura o criminalización a la libertad de prensa.

Hoy, en todo el mundo, la democracia y los aparatos institucionales que la dotan de cierto equilibrio penden de un delgado hilo que está a punto de romperse. Y para evitar que eso suceda, la salud del periodismo, de la crítica y la rendición de cuentas por parte del poder, son fundamentales.

Las acciones legales que emprendió EE UU en contra de Assange y el mensaje que este país mandó al mundo al violar la Primer Enmienda de su constitución, que garantiza la libertad de prensa, han dejado claro una vez más que sin importar quien ocupe el despacho oval, demócratas o republicanos, cuando los intereses y reputación del gobierno de Estados Unidos estén bajo amenaza, el gobierno de ese país hará todo para castigar a los responsables, aunque eso implique el cinismo de ignorar sus propias leyes.

Un hecho así, tan contundente, sin duda reduce los incentivos para ejercer un periodismo libre y comprometido con la justicia, la verdad, pero sobre todo, y esto es fundamental, con el establecimiento de límites al poder.

El destino de esta profesión y el rol que la prensa crítica jugará en los próximos años, en todo el mundo, sobre todo en el hemisferio occidental, será crucial. El desenlace legal y político de las filtraciones de documentos clasificados coordinadas por Julian Assange y que revelaron los abusos del Departamento de Estado de EE UU en la Guerra de Irak, entre otras cosas, quizá nos siga arrojando claves para configurar ese papel que el periodismo crítico debe seguir desempeñando.

POR JAVIER GARCÍA BEJOS

COLABORADOR

@JGARCIABEJOS

MAAZ

 

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