Para hacer un análisis sereno del proceso electoral, deberán asentarse las aguas que se levantaron como tsunami el domingo de la jornada. Será necesario, a partir de los cómputos distritales, considerar las impugnaciones que ya se están presentando y dar seguimiento al trabajo de la autoridad electoral.
La campaña fue escandalosamente inequitativa. La permanente injerencia grosera y cínica del Presidente denostando a la oposición. La presencia constante de servidores de la nación haciendo campaña por la 4T.
El engaño repetido hasta la saciedad de que solamente este gobierno podía garantizar la continuidad de los programas sociales. El reparto de efectivo en comunidades enteras. Y las tímidas llamadas de atención del árbitro electoral, desoídas sin reparo.
El resultado de la jornada electoral fue tan apabullante que nos ha dejado estupefactos. Habrá mucho que analizar para llegar a conclusiones que nos permitan a los distintos actores asumir nuestras responsabilidades, personales, partidistas y comunitarias.
No podemos demorar mucho, los ciudadanos de a pie que confiaron en la apuesta de la oposición nos reclaman respuesta y, sobre todo, rumbo.
Estamos viendo signos ominosos de una sobrerrepresentación inequitativa en el Congreso, y en consecuencia la anunciada aprobación de las iniciativas enviadas por el Presidente saliente.
Los mercados han reaccionado a las declaraciones erráticas de los triunfadores, y eso ha logrado que se maticen las expresiones de la candidata triunfadora. La batalla por evitar que se consume este intento es un imperativo.
Por otro lado, necesitamos derrotar a las teorías de la conspiración que hablan de un mega fraude cibernético. Sí hubo trampas, sí hubo errores, sí hubo discrepancias al asentar los resultados en las actas.
Debemos estar vigilantes de los procesos de impugnación que se iniciaron para rescatar los espacios que los electores nos otorgaron, pero no pensar que manos invisibles vinieron a modificar la voluntad de los electores en las computadoras del INE.
Una vez concluidas las campañas, se impone restañar heridas, recomponer relaciones, rehacer esfuerzos conjuntos. Que amainen las oleadas de discordia, para respetar a quienes piensan diferente, y para dialogar con todos. Los que ahora han ganado la elección deben poner el ejemplo; su responsabilidad es mucha y el ejercicio de la política los obliga a construir con todos y a gobernar para todos.
Ante el panorama que se nos presenta podemos asumir varias actitudes. Conformismo, que tiene mucho que ver con egoísmo, y que inercialmente nos lleva a la extinción. Enojo, que busca culpar de todo a los demás, y termina en frustración. Determinación, que nos pone en el camino del reconocimiento de errores, búsqueda de soluciones, y en el rumbo de la necesaria reconstrucción.
Es momento de volver a empezar.
POR CECILIA ROMERO CASTILLO
COLABORADORA
@ceciliaromeroc
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