Etiopía se encuentra en medio de una grave crisis humanitaria. Aunque la guerra civil en la región de Tigray, al norte de Etiopía, ha permanecido estable gracias al cese el fuego desde finales de 2022, la convergencia de emergencias climáticas y la inestabilidad regional ponen en riesgo a más de 20 millones de personas. Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Etiopía es uno de los países africanos con mayor número de personas refugiadas.
Desde noviembre de 2020, en el contexto de la pandemia del COVID-19, el gobierno etíope llevó a cabo operaciones militares en la región de Tigray contra el Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT). Este conflicto generó una crisis de violencia en la que al menos 2.3 millones de personas requerían asistencia urgente. A pesar de que en noviembre de 2022 se alcanzó un cese el fuego, la violencia persiste y ha trastornado profundamente el tejido social del país.
La inestabilidad regional también ha ejercido una presión significativa sobre Etiopía. Sudán enfrenta una grave crisis de violencia, con expertos señalando el riesgo de genocidio en Darfur, lo cual ha provocado el desplazamiento de 8.6 millones de personas. De estas, 18.6% han buscado refugio en Etiopía.
La pandemia y el conflicto en Tigray tuvieron un impacto negativo en la economía etíope, impidiendo el crecimiento durante dos años. Este antecedente, sumado al alto flujo de personas desplazadas internamente y refugiadas que buscan asistencia en Etiopía, limita la capacidad de respuesta del gobierno y lo pone bajo una gran presión.
Además de la crisis de refugiados, Etiopía enfrenta una crisis alimentaria, con casi 40% de las personas en la región de Tigray en riesgo de hambruna debido a una sequía que duró de 2020 a 2023. Según expertos, tomará al menos cinco años para que las personas del sector pastorero puedan recuperar las ganancias de sus actividades económicas debido a estas condiciones climáticas.
Asimismo, la temporada del fenómeno climático El Niño ha afectado a 590 mil personas y desplazado a 95 mil personas. La crisis climática ha tenido impactos en términos de infraestructura, producción de alimentos, higiene y salud, con un aumento significativo en los casos de cólera y malaria.
Las amenazas a la seguridad en Etiopía deben ser atendidas de manera integral. La comunidad internacional debe enfocarse en buscar soluciones inmediatas a la crisis climática para evitar que esta tenga implicaciones más severas sobre la crisis de refugiados. La cooperación global es esencial para mitigar los efectos de estos desafíos interrelacionados y apoyar a Etiopía en su camino hacia la recuperación y estabilidad.
PATRICIA GONZÁLEZ GARZA ES MAESTRA EN DESARROLLO INTERNACIONAL POR UNIVERSITY COLLEGE DUBLIN Y LICENCIADA EN RELACIONES INTERNACIONALES POR LA UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO.
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