Columna invitada

Pepe

En la oscuridad de la noche distinguió las estrellas y la Luna, y en ellas fijó su objetivo de vida. Pidió y obtuvo el consejo de su padre: estudiar duro y perseguir tus ideales

Pepe
Antonio Meza Estrada / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Para su familia y amigos es Pepe. Nacido como parte de una familia michoacana que iba y venía a Estados Unidos para levantar las cosechas y generar el ingreso necesario para su sostenimiento. 

En el invierno se asentaban en una comunidad cercana a La Piedad y el resto del año, la fase de producción frutícola, en distintos campamentos del valle central de California. 

Un buen día, cuando Pepe inicia la adolescencia, vio por la televisión los prodigios de los viajes espaciales y, sobre todo, la llegada del hombre a la luna. 

En ese momento, salió de la casa, en la oscuridad de la noche distinguió las estrellas y la Luna, y en ellas fijó su objetivo de vida. Pidió y obtuvo el consejo de su padre: estudiar duro y perseguir tus ideales hasta alcanzarlos. 

Estudió duro las ciencias y todos aquellos conocimientos que debe tener un astronauta para ser aceptado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).

Varias veces hizo el examen de admisión, hasta que la persistencia logró el objetivo: en agosto de 2008 realizó una misión en la Estación Espacial Internacional (EEI).

Los mexicanos que continuamos en nuestro país, tenemos en José muchos y valiosos ejemplos que seguir y que deberían ser motivo de estudio en cada una de las escuelas. 

Ser migrante y jornalero agrícola no limita, más bien expande las oportunidades de realización de las personas por su condición de binacional. 

Pepe aprendió a hablar inglés cuando era muy pequeño (a los 12 años) y desde ese momento comenzó la proeza de estudiar en un mundo ajeno, lograr terminar la universidad, ser ingeniero y obtener estudios de posgrado en ciencias. 

Finalmente, el ingeniero José M. Hernández, al igual que millones de mexicanos que se encuentran en el exterior, vive como tal, conserva nuestra cultura y vinculación con su familia en Michoacán. Es un orgullo para ellos y más para nosotros. 

Conocí a Pepe mediante una entrevista para Unión Radio de Durango y lo confieso, me sorprendió su sencillez, su hombría de michoacano bien nacido y más aún, el amor y respeto por sus padres.

POR ANTONIO MEZA ESTRADA

COLABORADOR 

YERBANIS33@GMAIL.COM

MAAZ

 

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