MUJERES, S.A.

La peor consecuencia de nuestros miedos

La parálisis nos da una falsa sensación de seguridad ante situaciones que nos asustan y que preferimos no confrontar. Nos congelamos porque nos da miedo el fracaso, ser juzgadas. Nos congelamos por el miedo a no cumplir expectativas, a dañar una relación, a lastimar

La peor consecuencia de nuestros miedos
Claudia Luna / MUJERES, S.A. / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

La incertidumbre, el complicadísimo entorno que estamos viviendo en México y en el mundo, los retos de nuestras vidas personales, son fuentes de muchísima ansiedad, campo fértil para el miedo y la duda.  Una reacción neurobiológicamente natural, pero muy dañina, es intentar protegernos de estos sentimientos a través de la inacción.  La parálisis nos da una falsa sensación de seguridad ante situaciones que nos asustan y que preferimos no confrontar.   Nos congelamos porque nos preocupa que cualquier movimiento pueda empeorar una situación de por sí retadora.  Nos congelamos porque nos da miedo el fracaso, ser juzgadas.  Nos congelamos por el miedo a no cumplir expectativas, a dañar una relación, a lastimar.  Preferimos la parálisis a la evolución, al cambio, incluso a la posibilidad de éxito.  Preferimos escondernos de nuestras propias emociones.  

Sin olvidar el lugar y la importancia de la prudencia, evitar tomar decisiones, tener conversaciones o hacer cambios indispensables por miedo, es siempre un mal consejo. La inmovilidad nos estanca y nos roba oportunidades, nos atrapa en el lugar donde no queremos estar. Ya lo decía Churchill “si estás pasando por un infierno, sigue caminando”.

¿Cómo podemos gestionar estos miedos paralizantes?  Como en todo proceso de autoaprendizaje, lo primero es reconocer que estamos atoradas y que estamos atoradas porque estamos asustadas.  Después, hay que reconciliarnos con lo incierto. Lo incierto no nos gusta mucho. Nuestros pensamientos sobre el futuro, cuando estamos en estados ansiosos, se llenan de los peores escenarios, pero tenemos que reconocer también, que en lo incierto se esconde lo nuevo, lo ilimitado y lo maravilloso. Una manera de contrarrestar estos pensamientos es contrastarlos con datos duros, con realidades, acercándonos así al reino de lo posible y alejándonos de lo fantasioso.

Otra herramienta para salir de tu trampa de miedo, es dar pasos pequeñitos.  Lo importante es el movimiento constante, la mejora incremental. ¿Qué puedes hacer hoy, que no te asuste tanto, pero que te acerque al cambio que quieres?  ¿Qué acción que no te paralice en incomodidad, puedes tomar que sea un paso en la dirección correcta?  Muchos de nosotros cuando nos enfrentamos a este grupo de acciones evolutivas, nos empantanamos en otra trampa: la trampa del millón de pendientes que atender.  Nos volcamos en una lista interminable de acciones cotidianas y convenientemente, no nos da tiempo de hacer aquella cosa que identificamos como un paso adelante.  De esta manera, encontramos un camino más para escondernos de lo que nos asusta. ¿El remedio? Bloquear tiempo en la agenda específicamente para esas acciones. Un tiempo inamovible, sin teléfono, sin chats, sin nada.  Tú mereces ese tiempo. Róbaselo al día.

Cada uno de nosotras somos los creadoras de nuestras vidas.  La creación sucede en la acción, no en el pensamiento circular. ¿Qué es peor? ¿Quedarte exactamente donde estás hoy? ¿O descubrir cien nuevos universos? Tú decides.

POR CLAUDIA LUNA
FUNDADORA DE THINK PINK 
THINKPINK.MX



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