Columna invitada

La gentrificación en México: los nuevos retos en materia social y económica

Las colonias populares obtienen mejoras y por ende, incremento en los precios de las viviendas. Así llegan nuevos residentes, quienes tienen un mayor poder adquisitivo

La gentrificación en México: los nuevos retos en materia social y económica
Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

En el México del presente muchos son los fenómenos que se generan entorno al crecimiento y el desarrollo económico que el país está enfrentando como resultado del cambio en el entorno internacional y sobre todo, en el contexto de la llegada de nuevos capitales procedentes del extranjero, cuyo interés por el país, sigue creciendo de manera acelerada.

En menos de una década la ocupación de muchas colonias y localidades en la Ciudad de México y otros estados como: Querétaro, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Jalisco, Baja California, Sinaloa, entre otros, ha ido incrementándose de manera exponencial encareciendo a su paso, la mayor parte de los servicios y productos de los que podían gozar los lugareños en un pasado. Esta escalada de precios ha generado la expulsión masiva de los originarios de estos sitios. A este fenómeno social y económico se le conoce como gentrificación.

El término social fue acuñado en el Reino Unido, en la década de 1960, por la socióloga inglesa de origen alemán, Ruth Glass, quién lo creo para referirse al aburguesamiento de ciertos barrios londinenses y al desplazamiento de obreros por personas de clase media que llegaban a vivir en esas comunidades.

Desde entonces, por ejemplo, en Nueva York, la gentrificación se presento de manera similar. Sus barrios fueron repoblados, se transformaron los espacios y la interacción social, dando como resultado alquileres más elevados. En la actualidad, este concepto sociológico hace referencia a la transformación de las colonias y el desplazamiento de los residentes locales. Es decir, significa que las colonias, usualmente populares, obtienen mejoras y por ende, incremento en los precios de las viviendas. Así llegan nuevos residentes, quienes tienen un mayor poder adquisitivo o se conocen como nómadas digitales extranjeros, los cuales desplazan a los habitantes locales hacia otras zonas mas económicas.

Sin embargo, para el resto de la población que poco a poco va habitando la periferia, es más caro acceder a los servicios que se ubican en el centro de una urbe, pues son creados, en su mayoría, para quienes tienen mayor poder adquisitivo. Esta situación, por supuesto, acrecienta las condiciones de desigualdad que pudieran existir en la zona y recrudece los cinturones de marginación existentes en dichas demarcaciones.

En el caso de la ciudad de Oaxaca este escenario se ha complicado, aún más, dado que el turismo, sobre todo internacional, representa la principal actividad económica para la entidad, por lo que muchos visitantes atraídos por su riqueza cultural han fijado aquí, su residencia, por lo que la capital está recibiendo un flujo de nuevos habitantes.

En días pasados, por ejemplo, un café de la capital de este estado se viralizó en redes sociales por tener solamente disponibles menús en inglés; no obstante, aunque Oaxaca posee la mayor diversidad lingüística de México, las lenguas que aquí se hablan, son indígenas y no hay menús o servicios que oferten en estos idiomas.

Otro ejemplo de esta situación se dio a lo largo de la semana pasada, en la icónica ciudad de Mazatlán, la cual fue tendencia en redes sociales, debido a la polémica en torno a la pretensión de los hoteleros del lugar de prohibir a las bandas de música sinaloense tocar en las playas.

Una de las palabras más utilizadas durante el debate en torno a este tema fue gentrificación, fenómeno social que tiene diferentes aristas y explicaciones.

Y es que este debate tomo fuerza debido a que hace algunas semanas se hizo viral un video en donde turistas extranjeros se encontraban en lo que parecía un concierto acústico ubicado en una terraza a la orilla de la playa, mismo que fue interrumpido por una banda que comenzó a tocar sobre la arena a unos metros de distancia. Esto generó el descontento de los turistas. Además, se dice que los extranjeros que viajan a Mazatlán no muestran gusto por la banda sinaloense, argumentando que van a la playa a descansar, no a vivir la fiesta.

De acuerdo con los hoteleros y los extranjeros la banda sinaloense es “contaminación auditiva”, pero para muchos otros, es una parte de la cultura mazatleca. Hasta el momento se ha dado a conoce por parte de las autoridades locales, que hoteleros de la zona y músicos de la región han llegado a un acuerdo benéfico para ambas partes que asegura la reproducción de la música de la zona sin ninguna restricción, pero en total concientización de las necesidades de los turistas extranjeros.  

Pero esta solo puede ser la punta de un iceberg, que ya se viene edificando con mucha fuerza en el noreste del país, por medio de la construcción de grandes complejos habitacionales de lujo, ubicados en las ciudades de Mazatlán y Puerto Peñasco, (ambos centros turísticos en auge y crecimiento boyante), en donde el precio de los nuevos departamentos de super lujo, rebasan los 20 millones de pesos y cuya edificación esta orientada al turismo extranjero.

Una situación espejo, sucede en la paradisiaca ciudad de Cancún en donde, cada vez más, son las constructoras que a la orilla de las diversas playas de este hermoso estado, edifican departamentos prime, a precios exorbitantes, destinados al turismo extranjero que quiera llegar a vivir en la zona.

Este desbordado crecimiento inmobiliario podría  significar buenas noticias para la incipiente pero confiable economía  nacional que sigue dando muestras de su expansión  y confiabilidad hacia el exterior del país, el problema con esta situación  es que de no regularse un fenómeno como la gentrificación en muchas ciudades del país, esta situación terminara por desbordarse y arrastrando a miles de familias en  todo el país hacia la periferia de sus estados, recrudeciendo de esta manera la tremenda desigualdad que en la actualidad priva en todo el territorio nacional.

El reto para cualquier gobierno, sobre todo de orden federal y estatal, es poner orden ante el pletórico crecimiento inmobiliario que se gesta en sus demarcaciones y que, de no atenderse con inteligencia administrativa y normativa, podría desencadenar una escalada de precios y mayores asimetrías en su economía local, que los beneficios que se esperan recaudar como resultado de este fenómeno.

La enseñanza principal de la gentrificación es que la importancia en el diseño de la planeación urbana y las políticas de convivencia social en las grandes ciudades del país, son cruciales para establecer patrones de orden y limites geoespaciales de convivencia integral para todos los habitantes de la región y no solo para unos cuantos. Es urgente que los congresos estatales y nacional homologuen un criterio nacional ordenamiento territorial en esta materia.  

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES

PDTE. DEL INAP

PAL

Temas