Una de las cosas que más le gustan al Doctor Patán de la Cuarta Transformación de la Vida Pública es que, con una onda como del Che en la Cuba postrevolucionaria chambeando en la zafra entre tiro en la nuca y tiro en la nuca, aquí hemos enseñado a los funcionarios, que no son sino servidores del pueblo bueno, a arremangarse y hacer la chamba que antes estaba destinada a las clases trabajadoras. Al propio pueblo bueno. Lo digo por la nueva vocación del secretario de Economía: corretear fayuqueros y, al hacerlo, regresarnos al TMec, desde Izazaga.
El comentario viene a cuento, claro, por el operativo contra el contrabando pirata de la semana pasada, primera respuesta del gobierno del Cambio, en su segundo piso, a la crisis con Canadá y los Estados Unidos por lo de los productos chinos. Ahí es donde se ve la voluntad de pertenecer a América de Norte, sin renunciar a los principios de la Cuarta Transformación, es decir: sin renunciar a Mesoamérica.
Desde luego, hay antecedentes. Durante el sexenio pasado, los funcionarios de la administración chilanga se entregaban los fines de semana a una cosa llamada “tequio”. Era conmovedor. Como ahora todos somos pueblo originario, se entiende que todos los de la Cuarta –el resto son criollos repugnantes–, los domingos veíamos al funcionariado en plan comunidad indígena que barriendo hojas en las calles, que levantando los chicles pegados en los parques, que limpiando las tortas de queso de puerco embarradas en los vagones del Metro, para el lunes, sin casi descansar, volver que a repartir Ivermectina, que a ver qué onda con el drenaje, que a negociar con los de la ruta no sé qué para que dejaran pasar al Metrobús y que a poner bicis hasta en la sopa –porque se puede ser pueblo originario y aspirar a Portland o Seattle–.
Bueno: ahora, tenemos secretarios que se ocupan de lo que hace mucho, cuando –antes de los mercados abiertos– la fayuca era gringa y a los que había que levantar era a los que contrabandeaban chicles Juicy Fruit, tenis Converse y cigarrillos Pall Mall, hacían los policías judiciales.
Bien ahí: es hora de meter las rodillas en el lodo y hacer tequio, a todas las escalas y en todos los ámbitos. Luego, evidentemente, nuestro funcionariado, altamente capaz, se encargará de reunirse con sus pares gringos, ver lo de los aranceles, lidiar con Canadá, desarrollar un plan para sustituir las piezas importadas de China con piezas hechas por nuestros socios, checar qué pasa en las aduanas, o lo que sea. Primero, sin embargo, lo primero.
A propósito del tequio: el Doctor Patán se apunta. A lo de los chicles, la persecución de fayuqueros y lo de las tortas de queso de puerco no, porque últimamente estoy delicado de la espalda, pero cuentan conmigo para todo lo que tenga que ver con salud mental y coctelería.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
MAAZ