Comencemos diciendo que las despedidas son demasiado dolorosas para algunos de nosotros, mientras que para otros son tan naturales que apenas y las notamos. En el fondo tiene que ver con nuestra personalidad, tiene que ver con el carácter y la actitud y con la manera en que aprendimos a adaptarnos a separaciones inesperadas, porque ya sabes, algunos somos conscientes de que todo lo que inicia, acaba, mientras otros damos por hecho que lo que tenemos, así se mantendrá. Digamos que la esperanza ilusoria nos hace creer que vamos a lograr de modo milagroso que lo bueno y bonito no se nos vaya de las manos con el tiempo. Indistintamente, todo principio tiene un fin, aceptar este hecho nos puede ayudar a transitar los duelos, las separaciones y las pérdidas con una visión más amplia.
Ahora que el fin de año se acerca, se acerca también en algunos la necesidad de hacer un balance que nos haga dar cuenta de los logros y fracasos con respecto a los planes que hicimos al inicio del año que estamos por despedir; al hacer ese recuento, tal vez nos sintamos felices y orgullos al corroborar los avances y logros que alcanzamos o tal vez lo que sintamos sea decepción, tristeza o enojo al recordar aquellos planes y considerar como poco lo que se ha cumplido.
¿Sabes una cosa? Lo anterior, como te decía, tiene que ver con la perspectiva que ponemos en nuestros juicios, influye nuestro carácter y actitud, porque tal vez para algunos de nosotros mejorar no significa lograr el 100% de lo que deseamos, sólo significa avanzar, aunque ese avance para otros suene quizá, hasta ridículo.
Por ejemplo, alguien que se propuso mejorar sus calificaciones porque estuvo teniendo problemas para comprender un tema escolar, su calificación era reprobatoria y en su nuevo balance observa que hoy su resultado es de siete u ocho, lo cual disfruta y agradece pues reconoce el esfuerzo que le representó. Mientras que, para otra persona, quien, a inicio de año planeó lograr económicamente una ganancia en sus ventas de un millón de pesos, al comprobar a fin de año que sólo obtuvo novecientos mil, podría sentirse enojado, frustrado y posiblemente decepcionado por no lograr sus propósitos, se dice a sí mismo que es un fracaso, que no le atina y que si sigue intentando es porque es un necio, entonces decide cerrar el negocio.
Despedir y cerrar el año haciendo planes es positivo pues nos permite, en el trayecto, ir corroborando si lo que estamos haciendo nos está funcionando para lograr nuestras metas, podemos tomar decisiones en el camino, para modificar conductas que no estén siendo favorables y, además, podremos comprobar a fin de año las mejoras que alcanzamos.
Para fomentar el logro de tus objetivos, te sugiero hacer un compromiso contigo mismo/a, para lo cual debes escribir las metas que quieres alcanzar, el propósito por el que quieres lograrlas y además te invito a escribir e imaginar la sensación de satisfacción que te va a dar alcanzar lo que deseas. Finalmente, anota las conductas que vas a realizar y que te ayudarán a encaminarte hacia allá. Para mantener el foco elige actividades que sean agradables y muéstrate abierto para incluir algunas que posiblemente no sean tan agradables pero que ayudan a incrementar la posibilidad de mejorar.
Agrega además una lista de los logros que has alcanzado a lo largo de tu historia y de los asuntos que tienes pendiente por resolver o mejorar.
POR MARÍA ISABEL ROMERO LÓPEZ
MAESTRA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA INTEGRATIVA
EEZ
