Columna invitada

La Estrella de Belén: astronomía, narrativa bíblica y el mensaje de la nueva esperanza

Lo mismo sucede con el Árbol de Navidad pues es uno de los decorados principales poniéndose en la punta más alta del árbol

La Estrella de Belén: astronomía, narrativa bíblica y el mensaje de la nueva esperanza
Hugo Eric Flores / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Entre muchos símbolos de esta época del año, la Navidad está indisolublemente asociada a la Estrella de Belén. La estrella es un símbolo que guía a la esperanza, la paz y la fe, es Dios guiando milagrosamente a las personas hacia Él, hacia lo divino. La Estrella del Oriente, como también se le conoce, es un icono de la cultura occidental pues se ha manifestado en el arte, la música y la literatura. También tiene su lugar en la cultura popular pues en los Nacimientos Navideños mexicanos forma parte central de la escenografía poniéndose siempre por encima del pesebre. Lo mismo sucede con el Árbol de Navidad pues es uno de los decorados principales poniéndose en la punta más alta del árbol. Y, finalmente, en nuestras tradicionales posadas donde rompemos las piñatas, estas originalmente tienen forma de estrella.

Lo mismo sucede en el mundo de la ciencia, la Estrella de Belén ha sido estudiada desde hace mucho tiempo por la astronomía. Hay en la astronomía siempre algo fascinante, el estudio de los astros, del universo sideral ha explicado profecías, pero sobre todo ha hecho que entendamos mucho de lo que somos y de dónde venimos. Desafortunadamente, también el estudio de los astros ha dado lugar a supersticiones, adivinaciones y charlatanerías básicamente asociadas a la astrología.

De manera seria y objetiva podemos asociar a las estrellas como un vínculo entre el cielo y la tierra. Mientras que para la astrología son consideradas influencias poderosas sobre el destino y la personalidad humana; para la astronomía, esa ciencia que colabora con la física y las matemáticas, el movimiento estelar explica muchos de los fenómenos naturales de la historia de la humanidad. Mientras que la astrología es adivinación, algo pseudo científico, la astronomía estudia la comprensión del universo de manera objetiva con hechos y datos verificables surgidos de la observación espacial.

En conclusión, la astrología es una interpretación subjetiva o una predicción basada en el acomodamiento de los astros, por eso nunca coinciden, porque cada astrólogo ve e interpreta lo que quiere. Por su parte, la astronomía está basada en el conocimiento científico del universo, su lectura parte de hechos no de presunciones. Entonces, desde la ciencia mencionó brevemente las principales teorías astronómicas sobre la famosa “Estrella de Belén”.

Como ya comenté, investigadores serios con enfoques históricos, religiosos y científicos, que tienen una cosmovisión a partir de la observación de planetas y estrellas, han estudiado por siglos el fenómeno celeste conocido como la Estrella de Oriente. La famosa institución National Geographic ha resumido en cinco las hipótesis sobre la misma: un cometa; una explosión estelar; dos teorías sobre conjunciones planetarias; y, la Estrella de Belén considerada en realidad como otra estrella ya existente.

La primera teoría sugiere que la Estrella fue en realidad un cometa que al moverse guió a los sabios persas o babilónicos hasta Jerusalén y luego hasta Belén. Hay quien se ha animado a compararla con la aparición después del famoso cometa conocido con el nombre de Halley. Una hipótesis más sostiene que era una nueva estrella “nova o super nova”, de ahí su brillo.  Sin embargo, algunos científicos lo niegan, porque aseguran habría un remanente de la misma todavía observable en estos tiempos.

La hipótesis de Johannes Kepler, padre de la astronomía, es la conjunción planetaria de Júpiter, Saturno y la Luna en el año 6 a.C, que pudo haber provocado un brillo tan intenso como desconocido. El mismo Kepler desistió de su teoría porque en esa conjunción se demostró que los planetas no se aproximaron tanto como para brillar con una intensidad excepcional, esta alineación se dio en la constelación de Piscis, y sus datos no fueron al final verificables. Otra de las teorías más reconocidas es que la Estrella de Belén es en realidad la estrella conocida como Sirio. Está comprobado que Sirio es una estrella dos veces más grande que el Sol y con un brillo 20 veces superior, por lo que algunos la descartan de manera contundente.

La teoría más aceptada actualmente es que la Estrella de Belén fue una alineación planetaria entre Júpiter, Venus y la Estrella Regulus. Esta alineación se da cada 800 años. Lo interesante de pensar en esta teoría, sobretodo desde el punto de vista teológico, es que “Júpiter” era conocido como “Sedeq” para los hebreos, que traducido significa “rectitud”; “Venus” se asociaba con amor, fertilidad y nacimiento; y Regulus en latín significa “príncipe”. Pensar en el nacimiento de Jesús, un ser humano recto, asociado con el amor de Dios para la humanidad y en un príncipe profetizado bíblicamente como el “Príncipe de Paz” –uno de sus nombres en los textos sagrados–, les da a los teólogos cristianos argumentos para asegurar que esta teoría astronómica puede ser la más cercana a su pensamiento religioso.

La historia de la Estrella de Belén que es contada en la Biblia guió a tres sabios del oriente, conocidos popularmente como Reyes Magos, provenientes de Persia o de Mesopotamia y que eran poseedores de una sabiduría secreta, posiblemente eran astrónomos, si los definiéramos el dia de hoy. La Biblia cuenta historias, no mitos ni leyendas, historias y narraciones con todas sus letras provenientes de la cultura hebrea.

Pero la historia bíblica la contaré en la siguiente parte de esta colaboración semanal. Su significado y trascendencia simplemente no tienen parangón en la historia de la humanidad y han formado y siguen formando parte de la cultura universal que impacta y forma parte de nuestras vidas cada fin de año en la época decembrina.

Algo complejo para la ciencia, sí es explicable para los hombres de buena voluntad. Hagamos sencillo este conocimiento científico: la Estrella anuncia el nacimiento de Jesús. Una nueva era para la humanidad. Una nueva era para todos aquellos que quieran ser alumbrados por su luz eterna.

En estos días que celebramos nuevamente la Navidad, siempre será bueno reflexionar sobre lo que hacemos con nuestras vidas. Es mi deseo sincero, que dejemos que la luz que guió a los sabios del oriente a Belén también guíe nuestras vidas. Una luz de esperanza de una vida mejor debe siempre guiarnos a ser mejores personas. Si no, esa luz simplemente, la de Jesús, la de la esperanza, no llegó a nuestras vidas. Que la luz de Jesucristo nos alumbre en estos tiempos navideños.

POR HUGO ERIC FLORES 
DIPUTADO
@HUGOERICFLORES

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