No sabemos con claridad si el nombre de “Polkos” que adoptó el grupo reaccionario, se debe a su afición a un género musical o al nombre de Presidente James K. Polk, quien ordenó la cruenta, arbitraria e injusta Guerra de Intervención contra México.
Lo que sí sabemos es que este grupo —en una actitud miope y antipatriótica— se dedicó a combatir al vicepresidente Valentín Gómez Farías, mientras las tropas estadounidenses mancillaban nuestro territorio con su invasión.
Un ejemplo que la historia nos muestra es que las fracturas internas y la falta de unidad afectan gravemente el destino de la Nación.
Por otra parte, con motivo de la Segunda Guerra Mundial, el presidente Manuel Ávila Camacho reunió al presidente Plutarco Elías Calles y al presidente Lázaro Cárdenas, quienes se habían enfrentado gravemente, cuando don Lázaro —con inteligencia y visión de Estado— desmanteló el llamado Maximato. Este encuentro propició una reconciliación nacional para plantear un frente unido en esos momentos bélicos de enorme trascendencia mundial.
En otro momento, en plena Guerra Fría y con el surgimiento de la Revolución Cubana, que cambió de nuestra política continental particularmente de México frente al Imperio—, el presidente Adolfo López Mateos convocó a todos los expresidentes de la República para ofrecerles una oportunidad de colaboración con su gobierno en aras de la unidad: a don Emilio Portes Gil lo nombró presidente de la Comisión Nacional de Seguros; al general Lázaro Cárdenas le asignó la vocalía ejecutiva del Río Balsas; a don Miguel Alemán Valdés, la presidencia del Consejo Nacional de Turismo; y a don Adolfo Ruiz Cortines, un fideicomiso ligado al desarrollo petroquímico de la nación.
Aun cuando todos ellos pertenecían al mismo partido, encabezaban diversas corrientes políticas y, por eso, se hacía necesario consolidar nuestra solidaridad interna con la participación de los expresidentes.
Hoy vivimos circunstancias de carácter geopolítico que pueden afectar el desarrollo armónico de la nación frente a la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, el próximo 20 de enero, por lo cual —aprendiendo de las lecciones de la histori — debe convocarse a todas las fuerzas políticas, económicas, religiosas y sociales, para que México esté unido frente a la amenaza exterior, más allá de que nuestras controversias internas podamos dirimirlas entre nosotros.
La presidenta Claudia Sheinbaum debería convocar no sólo a los integrantes de su movimiento, sino también a los partidos de oposición, al empresariado nacionalista y a las dirigencias eclesiásticas, que entiendan que su primera divisa es México.
Efectivamente, la historia es la maestra del hombre y, hoy más que nunca estamos obligados a interpretar las claves del futuro, analizando y conociendo nuestra larga travesía como país independiente.
Que el espíritu solidario de estos festejos de fin de año ilumine al gobierno, a los políticos y a los intelectuales, para entender nuestro destino.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ