Columna invitada

XI Cumbre Empresarial de la Alianza del Pacífico: integración económica regional

La reciente XI Cumbre Empresarial de la Alianza del Pacífico (AP), celebrada en Santiago de Chile el pasado 12 de diciembre, marcó un punto de inflexión en la estrategia

XI Cumbre Empresarial de la Alianza del Pacífico: integración económica regional
Sergio E. Contreras Pérez / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

La reciente XI Cumbre Empresarial de la Alianza del Pacífico (AP), celebrada en Santiago de Chile el pasado 12 de diciembre, marcó un punto de inflexión en la estrategia de integración económica de América Latina. Este evento, que reunió a más de 250 líderes empresariales y gubernamentales de Chile, Colombia, México y Perú, nos permitió reflexionar sobre el futuro de este bloque regional y las acciones necesarias para consolidar su relevancia en el escenario global.

La AP va mucho más allá de un acuerdo comercial. Es una estrategia que tiene que ver con los cuatro pilares que la Unión Europea, en un inicio hace más de cinco décadas, tomó en consideración para integrarse, que es la libre circulación de bienes, de servicios, de personas y capitales.

Desde su creación en 2011, la Alianza del Pacífico ha demostrado ser un modelo de integración económica, que al día de hoy no solo representa el 37.34% del PIB de América Latina y el Caribe, sino que también es responsable del 56.31% del comercio total de la región y capta el 39% de los flujos de inversión extranjera directa. Sin embargo, los desafíos actuales exigen reforzar y fortalecer esta integración para mantener su competitividad global.

La AP se consideró, desde su conceptualización, una plataforma innovadora para integrar al sector privado de los cuatro países a través del Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico (CEAP, el cual está integrado por empresarios de Chile, Colombia, México y Perú). El CEAP tiene como objetivo elevar a los respectivos gobiernos recomendaciones y sugerencias para la mejor marcha del proceso de integración y cooperación económico-comercial entre los países, así como impulsar y sugerir visiones y acciones conjuntas hacia terceros mercados y, no menos importante, presentar recomendaciones a las asociaciones empresariales de los cuatro países, relacionadas con las áreas de cooperación, asimismo propuestas sobre la circulación de personas e integración de los sistemas financieros y de capitales.

En mi calidad de Presidente del Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico (CEAP), tuve la oportunidad de participar en el panel “Reflexiones sobre el futuro de la Alianza del Pacífico”, donde discutimos estrategias clave para potenciar nuestro Consejo. Entre los temas abordados, destaco cuatro propuestas que son prioritarias:

Primero, poner en marcha la Agencia de Economía Circular de la Alianza del Pacífico:  Crear un espacio permanente de diálogo y reflexión entre los sectores público y privado, la academia y los organismos internacionales, enfocado en identificar y reconocer buenas prácticas que tengan que ver con el medio ambiente y la responsabilidad en el manejo de los residuos sólidos, entre otros temas afines.

Segundo, impulsar la implementación de los anexos de armonización regulatoria: Reiteramos a los gobiernos la necesidad de avanzar en la implementación de los anexos de aseo doméstico, dispositivos médicos, productos cosméticos y contar con una mayor sostenibilidad sanitaria, avanzando en el anexo del sector farmacéutico e iniciando negociaciones en los sectores de alimentos procesados y bebidas. Esto representa a los cuatro países más de dos mil millones de dólares en el comercio intraalianza, aparte de la necesidad de estar homologados en estos importantes sectores económicos.

Tercero, aprovechar el potencial del nearshoring: Posicionar al bloque como un destino preferente para la inversión extranjera, aprovechando la reconfiguración de las cadenas de suministro globales haciendo participar a las pymes de los cuatro países. México, con su ubicación estratégica y experiencia en manufactura avanzada, puede ser un catalizador clave en esta estrategia.

Cuarto, fomentar la colaboración público-privada: Establecer mesas de trabajo conjuntas que prioricen áreas clave como la sostenibilidad, la innovación y el fortalecimiento de cadenas de valor compartidas. La cooperación entre gobiernos y empresas es fundamental para implementar políticas que impulsen estas áreas.

Además, celebramos la adhesión de Costa Rica al bloque, un paso clave para ampliar nuestras oportunidades económicas. Estos resultados de la cumbre refuerzan el compromiso de los empresarios con el desarrollo regional. Desde el COMCE, reiteramos la importancia de revitalizar las cumbres anuales entre el CEAP y los gobiernos, espacios cruciales para coordinar estrategias y enfrentar desafíos comunes. También hicimos un llamado a priorizar la eliminación de barreras comerciales intrarregionales, una asignatura pendiente que puede transformar el comercio interno en una ventaja competitiva.

La Alianza del Pacífico tiene el potencial de consolidarse como un puente entre Asia-Pacífico y América Latina, fortaleciendo nuestra posición en los mercados internacionales. Este esfuerzo, sin embargo, requiere de un compromiso político renovado y de una visión compartida entre los países miembros.

La XI Cumbre Empresarial fue una muestra clara de que, a través del diálogo y la acción conjunta, podemos construir una región más integrada, competitiva y resiliente. En este camino, desde el sector empresarial seguiremos impulsando iniciativas que promuevan el crecimiento económico sostenible y la prosperidad de nuestras sociedades.

POR SERGIO E. CONTRERAS PÉREZ

Presidente Ejecutivo de COMCE y Presidente del Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico

MAAZ

 

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