Mientras en Morena sus coordinadores en el Congreso, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, protagonizan una disputa que podría terminar en los tribunales, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, abrió un camino de diálogo con la oposición. Se sentó con ellos y logró establecer un frente común ante las amenazas de Donald Trump.
Encontraron un enemigo común fuera de México y esto permitió que el régimen de Claudia Sheinbaum retomara, después de tres años, el diálogo con partidos opositores, algo que Andrés Manuel López Obrador abandonó a la mitad de su sexenio.
Tal como lo recomendó en su momento el pensador italiano Gaetano Mosca —considerado el primer teórico de la élite—, la clase política debe encontrar un enemigo común. Si bien, en este caso, no se trata de un adversario doméstico ni de una lucha de clases, el rival que encontraron está del otro lado del Río Bravo.
Y no es un adversario menor. El próximo presidente de EU viene con un costal lleno de promesas que está resuelto a cumplir desde el primer momento en que tome posesión, por segunda vez, el 20 de enero de 2025.
Una de sus promesas consiste en expulsar a los mexicanos indocumentados, lo que encendió las luces de alerta en el gobierno mexicano. Esa fue la razón por la cual Rodríguez se sentó con la oposición.
Durante el encuentro del pasado jueves, la responsable de la política interna informó que el gobierno ya cuenta con una estrategia para recibir a los paisanos que sean repatriados. También dejó en claro que, de ninguna manera, México se convertirá en “tercer país seguro”.
El mensaje de la secretaria fue importante, pero no menos importante fue la forma en la que lo transmitió a personajes clave de la oposición. Se reunió con los integrantes de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) y de la Comisión de Gobernación, en un encuentro que se desarrolló en un ambiente de “inusual cordialidad” como no se veía desde hace tiempo en el Congreso.
Entre los asistentes estuvieron los panistas Ricardo Anaya —quien elogió a Rosa Icela— y Marko Cortés, así como el priista Alejandro Alito Moreno, y el coordinador de MC, Clemente Castañeda, quien declaró que el diálogo fue “inédito”.
Ricardo Anaya -que se perfila como el próximo coordinador del PAN en el Senado-, pidió a la titular de la Segob llevarle un mensaje a la presidenta Sheinbaum: “Ante las amenazas de Trump: la patria es primero”.
El trato cordial será correspondido por parte del gobierno, ya que, después de esta reunión, se preparan otros encuentros con la oposición.
Aunque Morena y sus aliados no necesitan a los opositores para aprobar reformas, el gobierno busca tenerlos de su lado en la “lucha” contra Trump y, de paso, marcar una diferencia con el gobierno de AMLO, que nunca vio ni escuchó a la oposición.
La diferencia tiene una razón de fondo. En Morena, las excorcholatas presidenciales tienen agendas propias y pleitos internos, como el más reciente de Adán Augusto López y Ricardo Monreal.
Están enfrascados en una disputa por los recortes presupuestales y por supuestas irregularidades en varios contratos millonarios durante la gestión del zacatecano en la Cámara alta.
Gerardo Fernández Noroña declaró que el conflicto es parte de una venganza personal de Monreal contra el tabasqueño. Y aunque todavía no se conoce el desenlace, la Presidenta intervino antier. Les pidió mantener la “cabeza fría” y anunció que se reunirá con ellos.
No lo declaró la mandataria, pero es necesario un jalón de orejas para ambos, porque se supone que el enemigo está en EU. A menos que las excorcholatas tengan otras aspiraciones… presidenciales.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Si Trump supiera que logró lo que AMLO no pudo o no quiso, ya estaría pidiendo crédito por eso”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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