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El vaso medio lleno de Marcelo

El optimismo da confianza, la realidad no tanto. Trump viene arrollador, lo ganó todo, se sabe fuerte y con todo el poder. ¿Está listo México?

El vaso medio lleno de Marcelo
Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

El secretario de Economía Marcelo Ebrard, que se convirtió en apagafuegos buena parte del sexenio de AMLO, resolviendo asuntos que rebasaban su esfera de competencia ante la incompetencia de otros en el gabinete, vuelve con extintor en mano. Y regresa optimista. Demasiado, pensarían algunos, ante el tamaño de amenaza que enfrenta nuestro país por el inevitable arribo de Donald Trump a la Casa Blanca en enero próximo.

Trump no se ha cansado de insultar y amagar a México. Lo mismo en el terreno de la seguridad (su diagnóstico, se lo dijo a Fox News, es que los carteles del narcotráfico operan a sus anchas porque “pueden quitar al presidente en dos minutos”), que en el de la migración (ha dicho con todas sus letras que ejecutará una deportación masiva, de millones de personas sin documentos) y ni se diga en el comercial (un día antes de la elección amenazó con imponer “aranceles del 25% a todo” lo que se exporte desde nuestro país a EU).

Más allá de si tiene o no razón, y si son viables o no sus planteamientos (muchos no rebasan la frontera de las ocurrencias) que más bien habría que tomar como parte de la efervescencia electoral, el próximo presidente representa un peligro real para México, los mexicanos y el gobierno de Claudia Sheinbaum. Es un potencial riesgo porque juega rudo, tiene la boca suelta, y le gusta acorralar y someter.

Trump, lo conocemos, es un perro que ladra más de lo que muerde, pero en el camino erosiona lo que toca. Hace ocho años no dejaba de hablar del muro fronterizo, por ejemplo, pero apenas construyó el 15% de lo que él mismo prometió. El problema es lo que sus palabras dejan a su paso. Odio y polarización, sobre todo. El republicano suele poner todos los ingredientes en la mesa cuando va a negociar algo. No importa si es el T-MEC, él agrega a la ecuación lo que se le ocurra: trafico de drogas (fentanilo, sobre todo) y migración, sin duda formaran parte de la revisión del acuerdo comercial.

Ebrard lo conoce, y aunque sea optimista, o eso busque transmitir para calmar las agitadas aguas, no puede olvidar el tamaño del peligro que está enfrente.

“La negociación (del T-MEC) del año 2018 fue más difícil, porque todavía no se lograba. Hoy en día tenemos un Tratado que esta funcionando (…) México se ha convertido en el primer socio comercial de EU, la presencia mexicana llega ya al 16% y creciendo.

Pensamos que estos datos van a permitir que México tenga una adecuada revisión del Tratado. Estamos hablando de millones de empleos”, dijo ayer saliendo de Palacio Nacional tras una reunión con Sheinbaum.

¿Cómo enfrentar los amagos de Trump?, le preguntaron los reporteros. “Con sangre fría e inteligencia”, respondió.

“Hace seis años estaba más difícil. Hoy ese Tratado es una realidad, un éxito. (…) Estoy optimista, no digo que vaya a ser fácil, pero nos une una economía gigantesca”, señaló más temprano.

El optimismo da confianza, la realidad no tanto. No será tarea sencilla. Trump viene arrollador, lo ganó todo, se sabe fuerte y con todo el poder. ¿Está listo México? La dupla Ebrard-De la Fuente luce solida. Veremos si es suficiente.

-Off the récord

La prudencia y el trabajo quirúrgico de la Cancillería permitieron al gobierno de Claudia Sheinbaum cruzar sin mayores sobresaltos la aduana de la elección. Buen saque para el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente. Empezó con el pie derecho.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN    

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM                                       

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