El tiempo apremia. Lleva un rato de ser así. Tal vez lo asfixiante de la situación que se vive en México hace que en ocasiones no nos demos cuenta de la profundidad del deterioro. Mas este existe.
Aplaudible la operación ‘Enjambre’, por ejemplo. Sin embargo, independientemente del éxito y de lo positivo, el operativo de la Secretaría de Seguridad Pública federal realizado en el Estado de México la semana pasada nos recuerda que, en muchos casos, el crimen y la autoridad van de la mano; cogobiernan.
Una de cal por mil de arena… ¿Debemos alegrarnos por lo que se avanza o deprimirnos dado el tamaño de lo que se enfrenta? Creo que ni una cosa ni otra. Simple y sencillamente verlo de manera objetiva y advertir que lo que haya que hacer se debe realizar en su totalidad y a toda velocidad.
Quizá esa sea la primera y principal diferencia entre el sexenio que terminó y el que apenas comienza. Sheinbaum ya no tiene tiempo que disponer… Ya no basta repetir que el país está “requetebién” (por algo la presidenta no lo ha hecho). Los ‘abrazos, no balazos’ resultaron en más de 199,000 homicidios el sexenio pasado y más de 50,000 desaparecidos (cifras oficiales), por lo que lo que se decida hacer pasó a modo urgente y debe llegar invariablemente hasta terminar con la impunidad y ya no solo lidiar con la inseguridad.
Combatir la impunidad debe cobrar preeminencia. ¿El objetivo del actual sexenio, incluyendo la desaparición del INAI, va por ahí? Todo hace suponer que no. Sin transparencia, la opacidad se incrementa. Mientras que conocer de las corruptelas es apenas el primer paso para combatir la impunidad. Y si no la combatimos (siendo el gobierno el primero que debe hacerlo), el incentivo de las autoridades de coaligarse con el crimen organizado es alto….
Lo cual nos remite de nuevo al operativo en el Estado de México y el qué se debe hacer para que no se quede en eso; que no se resuma en una escenificación para la “autoafirmación de gobiernos con severos problemas de legitimación”. A un golpe de inicio de sexenio; el arresto de ‘El negro’ Durazo con Miguel de la Madrid; el Quinazo con Salinas de Gortari, el arresto de Elba Esther con Peña Nieto y de Juan Collado con López Obrador.
Después de esas detenciones y encarcelamientos, los gobiernos no volvieron a actuar sistemáticamente para desaparecer la corrupción y la impunidad. Tiene así, algo de “pirotécnico” para distraer del desmán provocado con el presupuesto tan poco creíble presentado por Hacienda, por todas las pifias y problemas que ya anuncia la reforma judicial, sin olvidar el cochinero e implicaciones varias creadas por la extinción de los órganos constitucionales autónomos…
Por si fuera poco, pareciera ser un apoyo para que Omar García Harfuch no solo sea el favorito de Claudia Sheinbaum y, al mismo tiempo, un deseo de fracaso por parte de toda al área dura de la 4t que busca verle caer. De por sí, con la carga política, su tarea ya es complicada y urgente. Ser el mandamás de la seguridad pública del país acompañado de un “equipo” que busca defenestrarle.
Cierto, son cochinos hasta la náusea. Pero sobre todo, son corruptos hasta la médula. Y eso lleva a que se perpetúe la impunidad. Y a un país que solo debería ser México lindo, convertido también en jodido.
Tres en Raya
No sé si es broma, apoyo o coincidencia. La nueva telenovela de la gran actriz María Sorté se llama “las hijas de la señora García”. En la vida real, su hijo es Omar García Harfuch y tendrá mayor “rating” por el complicado e importante puesto que ocupa.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADOR
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
MAAZ