En Totalco, Perote, Veracruz, la resistencia social venció al gigante. Granjas Carroll, símbolo de la impunidad ambiental, fue clausurada temporalmente de manera total por primera vez, tras décadas de operar bajo un esquema de contaminación y complicidad gubernamental. Pero este primer triunfo no llegó por voluntad del gobierno estatal, sino gracias a la lucha de una comunidad que no se rindió, a pesar del asesinato de los hermanos Jorge y Alberto Cortina, durante un desalojo violento en defensa de su medio ambiente.
Desde su llegada en 1993, la empresa acumuló señalamientos por la contaminación del agua, afectaciones a la salud y un impacto ambiental desmedido.
En Veracruz y Puebla, opera con 19 granjas porcícolas, dos plantas de procesamiento y una concesión que le permitía extraer más de 3.8 millones de metros cúbicos de agua, un recurso vital que la población veía deteriorarse cada día.
En medio de esta decisión, funcionarios de Veracruz se enredaron en contradicciones que evidencian la ineficacia. Mientras el titular de la Sedecop, Enrique Nachón García, sugería que la empresa podría seguir operando si cumplía con normas ambientales, el secretario de Gobierno, Carlos Alberto Juárez Gil, se vio obligado a dar el anuncio de la clausura.
De acuerdo a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) encabezada por Mariana Boy, se inspeccionaron las instalaciones de la empresa Granja Porcícola, operada por Granjas Carroll de México, y detectaron irregularidades graves. La “Laguna de Reciclaje Sección 2” carece de una cubierta adecuada para evitar infiltraciones al subsuelo, contando únicamente con una capa de arcilla compactada. Ante este hallazgo, la Profepa impuso la clausura total temporal de la laguna como medida de seguridad y ordenó acciones inmediatas: la prohibición de almacenar aguas residuales en dicha laguna y la obligación de realizar análisis de los lodos generados con laboratorios acreditados. Una llamada de atención que pone sobre la mesa las prácticas ambientales de las grandes empresas.
Sin embargo, la historia no termina aquí. Granjas Carroll tiene un largo historial de violaciones ambientales. En Estados Unidos, su matriz Smithfield acumuló multas por más de 285 mil dólares en los 80 y 90 por contaminar el río Pagan y falsificar registros de descargas tóxicas. ¿Por qué está operando en México?
La recuperación ambiental de Perote y la vigilancia de las operaciones restantes de la empresa en Puebla y Veracruz son cruciales.
El pueblo de Totalco nos recuerda que la resistencia organizada puede más que la indiferencia oficial. Su lucha, teñida de dolor y esperanza, es un llamado de atención a las autoridades y una advertencia a quienes pretenden seguir lucrando a costa del medio ambiente y la vida de las comunidades.
Nos vemos a las 8 por el 8
POR SOFÍA GARCÍA
COLABORADORA
@SofiGarciaMX
PAL
