Apenas conoció el triunfo de Donald Trump, el Partido Acción Nacional (PAN), fiel a su vocación entreguista a los caprichos de Estados Unidos, le pidió al gobierno de México que se someta a las políticas bélicas del republicano.
En la sesión del miércoles del Senado de la República, el senador y dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, insistió en tipificar el delito de narcotráfico como terrorismo para que EU lo combata en México.
Su propósito, desde luego, no es beneficiar a los mexicanos, sino abrirle la puerta a Trump para que cumpla con su loca propuesta de campaña de declararle la guerra al narcotráfico, dizque para exterminarlo.
Nada desea más Estados Unidos, ya lo advirtió Trump en campaña, que tener un pretexto para infiltrarse en México y utilizar, incluso, armas de destrucción masiva, supuestamente para pacificar el país, pero en realidad para incendiarlo.
Si como exige el PAN, se le abren las puertas sin restricción, Estados Unidos abusará como lo ha hecho en tantas otras naciones.
Pensar que Trump pretende ayudarnos, y no utilizarnos, es ingenuo. Acaso ¿ya se le olvidó el panismo la “guerra contra el narco” de Felipe Calderón?
Fue en realidad una carnicería a favor de un cártel que cobró miles de vidas de mexicanos inocentes y permitió a Estados Unidos armar al crimen organizado, como quedó claro con la fallida operación “Rápido y Furioso”, donde “le perdieron la pista” a las dos mil 500 armas que dispersaron en México autoridades norteamericanas y mexicanas del calderonismo.
Esa misma complicidad PAN-NARCO, disfrazada de combate al crimen, fue la que tanto le celebraron los vecinos del norte a Calderón y, cuando ya no les convenció, aplastaron a García Luna, el mismo “súper policía” al que antes condecoraron.
Cuando le preguntaron a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, su opinión sobre la propuesta del inefable “Markitos”, dijo: “No sé si está haciendo el ridículo o llamarle traidor a la patria”.
La mandataria explicó que el PAN siempre ha actuado con una doble moral y con base en mentiras.
Votaron a favor de los programas sociales en lo general, pero en lo particular lo hicieron en contra.
Recordemos que, desde que se votó la incorporación de la Guardia Nacional a la Sedena, el todavía dirigente del panismo ha propuesto catalogar al narcotráfico como terrorismo.
Sheinbaum dejó claro que es un posicionamiento que encuadra el delito de traición a la patria, pero no acusará a nadie porque el panismo solo se hunde más en las preferencias de la gente.
En efecto, el artículo 125 constitucional establece: “Se aplicará la pena de dos a 12 años de prisión y multa de mil a veinte mil pesos al que incite al pueblo a que reconozca al gobierno impuesto por el invasor o a que acepte una invasión o protectorado extranjero”.
La presidenta aseguró que la propuesta del panismo solo es bien vista por un sector conservador minoritario, clasista y racista, el cual no cree que los mexicanos seamos capaces de resolver nuestros problemas.
El PAN finge ignorar que el narcotráfico y la guerra son dos negocios muy lucrativos para Estados Unidos, pues su economía está basada en la industria bélica.
Por eso no combaten al narcotráfico en su propio territorio; allá fingen que no existe la distribución y los cárteles de la droga.
La verdadera intención de “Markitos” es que Estados Unidos intervenga en México para que, mediante la fuerza, el conservadurismo regrese al poder público que perdió por su profunda corrupción y sus ligas con el narcotráfico.
El PAN cayó en la bajeza de preferir una intervención extranjera en lugar de apostar por la soberanía nacional.
Marko Cortés y su pandilla se muestran dispuestos a todo, incluso a vender el futuro del país, con tal de aferrarse a sus intereses, pero los mexicanos ya decidieron que no tolerarán traiciones.
POR VÍCTOR HUGO ROMO DE VIVAR GUERRA
DIPUTADO DE MORENA EN EL CONGRESO DE LA CDMX
@VROMOG
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