Se acerca uno de los días más esperados en el mundo. El próximo 5 de noviembre el país más poderoso del planeta elegirá presidente. A unos días de las elecciones, el panorama no puede estar más incierto con una carrera marcada por una contienda muy cerrada donde ambos candidatos, Kamala Harris y Donald Trump, se encuentran en un claro empate en las últimas encuestas.
Debido a que Estados Unidos utiliza un sistema de Colegio Electoral para definir a su presidente los llamados “estados bisagra” (swing states) Georgia, Arizona, Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Nevada y Carolina del Norte pueden terminar definiendo al jefe o jefa de Estado siendo la comunidad hispana más que relevante.
Dentro de estos estados bisagra hay uno que es clave: Pensilvania. Tanto expertos como políticos consideran que Pensilvania es el estado más decisivo en las elecciones de Estados Unidos, ya que aporta 19 votos electorales. Una cifra que supera la de otros estados péndulo como Arizona, Georgia, Michigan, Wisconsin, Nevada y Carolina del Norte.
Pensilvania se considera un estado “vaticinador”. Los demócratas han ganado en este estado todas las elecciones presidenciales desde 1992, excepto en 2016, cuando Trump se llevó la victoria por menos de un punto porcentual. Biden, lo recuperó para los demócratas en 2020, por poco más de un punto, confirmando lo cerrada que está la contienda en este estado.
A esto hay que sumarle que, en las últimas ocho elecciones, el candidato que ganó Pensilvania también se ha llevado Michigan y Wisconsin.
Estos dos estados suman 25 votos electorales al total de 270 que necesita el candidato para coronarse presidente.
Uno de cada cinco residentes en Estados Unidos es latino. En 2023, la población de origen hispano en Estados Unidos superó los 65 millones de personas y se calcula que llegarán a 80 millones en una década.
De este total, aproximadamente el 58% son mexicanos. Los puertorriqueños, cerca del 9% de la población hispana del país, son la segunda comunidad latinoamericana más grande.
En este contexto, las ofensas de un comediante durante un evento de campaña de Trump el domingo pasado en Nueva York, calificando a Puerto Rico de una “isla flotante de basura”, pueden llevar a más puertorriqueños a las urnas y a favor de los demócratas e impulsar así a una comunidad que históricamente se caracteriza por un alto abstencionismo.
La moneda sigue en el aire. Habrá que seguir con detalle lo que pasa en Pensilvania, en lo que promete ser una de las elecciones más reñidas de la historia en las que un pequeño número de votos definirá el resultado del estado y por ende, la Presidencia de Estados Unidos.
*Doctora en Relaciones Internacionales e Integración Europea. Asociada del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI). Miembro de la Asociación Mexicana de Asuntos Internacionales (AMEI) y de la Red de Europeístas en México.
Conferencista, catedrática y colaboradora para diversos medios nacionales e internacionales. Investigadora del Instituto Universitario de Estudios Europeos de la Universidad Auto´noma de Barcelona.
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