La 16 cumbre de los BRIC’S se realizó el 22 de octubre, en la ciudad rusa de Kazán, con un objetivo claro en la mente de su anfitrión, Vladimir Putin: consolidar una plataforma que ofrezca a Moscú una alternativa económica y diplomática en contraposición a la presencia de Occidente en el orden mundial.
Más de dos decenas de líderes internacionales y 36 delegaciones de países figuraron en la lista de invitados por el Kremlin a esta ciudad tártara que se ubica a orillas del río Volga. Entre ellos se encontraba el secretario general de la ONU, António Guterres, el cual se reunió con distintas delegaciones diplomáticas para atender asuntos relacionados con la consolidación de mecanismos para la construcción de la paz.
La cumbre de los BRIC’S arrancó con una reunión informal de sus líderes y una serie de encuentros bilaterales del presidente Vladimir Putin, entre los que destacan dos, una con su homólogo chino, Xi Jinping, y otra con el primer ministro indio, Narendra Modi.
Además de estos encuentros, el jefe del Kremlin tenía previstas reuniones bilaterales con los presidentes de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, y Egipto, Abdelfatah al Sisi, así como, con la directora del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRIC’S, la expresidenta brasileña Dilma Rousseff.
Este encuentro en Rusia fue la primera reunión del grupo después de la incorporación de Irán, Egipto, Etiopía y los Emiratos Árabes Unidos. Entre sus temas principales, se esperaba la reiteración de la intención compartida de crear un orden mundial verdaderamente multipolar, y para ello serán primordiales los esfuerzos por encontrar alternativas viables al dominio global del dólar en la mayoría de las zonas económicas a nivel global.
Pero las dudas persisten acerca de las posibilidades concretas de ver a este club cada vez más integrado, aterrizando una agenda concreta de desarrollo que enarbole acciones bien definidas en materia de la independencia bancaria o la preminencia del dólar sobre las monedas locales de varias naciones.
Por lo pronto, sin duda alguna, Rusia gana al romper su aislamiento mediático con la presencia en el evento de tantos países invitados, pero en ello reside también gran parte del problema. El bloque se está alineando en buena medida en la dirección marcada por Putin y Xi Jinping, con sus decididas posturas antiestadounidenses (reforzadas ahora con la inclusión de Irán), en detrimento de las intenciones de Brasil e India de formar una asociación de no alienados enfocada, sobre todo, a cooperar con el llamado “Sur global”.
Bajo este supuesto, se puede inferir que se encuentran dos visiones al interior de este organismo las cuáles, habrán de encontrar un punto de definición para sus postulados y conceptos geopolíticos. La visión del “sur global”, no es solamente mantenerse como una alternativa económica y comercial frente a Estados Unidos, sino como un organismo de cooperación libre e inclusiva, para todas aquellas naciones que quieran empoderar su moneda frente al dólar, pero también, su cultura frente a la homogeneización del estilo occidental de convivencia.
En cambio, la visión auspiciada por los mandatarios de Rusia y China parece no estar claramente definida en cuanto a sus alcances conceptuales y, sobre todo, en sus líneas de acción. Por un lado, se habla con claridad de tener una visión antiestadounidense en el aspecto económico y energético (directamente enfocado al desdoblamiento de la hegemonía planetaria del país del norte de América). Pero esta, visión no logra traslaparse al sentido cultural, político o social del orden mundial, al no presentar una contra propuesta en los diversos rubros, ya mencionados que logre materializarse como una alternativa real frente a los valores conceptuales y filosóficos de occidente.
Este y el reto de la bancarización alternativa son dos áreas de oportunidad ineludibles que, presenta por delante en el mediano y corto plazo este bloque de países. Otro desafío importante, será el de la integración de todas las naciones entorno a los objetivos planteados anteponiendo los intereses del bloque por los desencuentros o diferencias diplomáticas o militares que algunos miembros tengan con otros.
Este ultimo aspecto, aunado al de la transferencia de tecnologías y desarrollo de infraestructura en cada uno de los países asociados, es notoriamente significativo y sustancial para consolidar con hechos la buena voluntad que ha acompañado, hasta ahora, cada cumbre que es convocada por las naciones fundadoras.
Ahora bien, no todo son áreas de oportunidad, los resultados y el horizonte del potencial de desarrollo de este importante bloque de naciones, es absolutamente incuestionable. En primera instancia, porque su presencia en el ámbito planetario representa más de un tercio del total de la población mundial.
En segundo lugar, porque, el volumen de sus operaciones comerciales ya alcanza un poco más del 30% del total del PIB a nivel mundial, ligeramente superior al G7 que, representa a las mayores economías del planeta y cuya cuota de aportación, no ha dejado de disminuir desde 2015, cuando rondaba el 32,6% del PIB mundial, frente al 29% actual.
Aunado a lo anterior, es importante tener en consideración que la aportación del sistema de pagos presentado durante el encuentro entre las naciones denominado BRICS Pay, (en donde por medio de una nueva tarjeta de pago basada en blockchain diseñada para facilitar las transacciones comerciales entre los miembros del bloque, se pretenderá reducir la dependencia del sistema SWIFT que priva actualmente en occidente y gran parte del mundo), es una propuesta interesante y trascendental para desalinearse del orden financiero internacional.
Como puede apreciarse, este componente es una aportación sustancial para la consolidación de una alternancia de política económica trascendental, cuya viabilidad y efectividad, estará determinada en función de la capacidad de apoyos en infraestructura que cada socio de BRIC’S, aporten para la implementación de esta forma de pago en sus respectivos países.
La décimo sexta cumbre de los BRIC’S, dejo grandes lecciones y aportaciones en el estudio de la geopolítica actual que deben tomarse en consideración por cualquier país en el mundo, sobre todo, en vías de desarrollo, como es el caso de México. El crecimiento de este bloque de naciones es ya, una evidente declaración de alternancia ante el debilitamiento de occidente y sobre todo, de la preeminencia económica estadounidense en el planeta. Sus líneas de acción, aunque aún, no logran precisar con la suficiente nitidez el rumbo de sus postulados ideológicos, es claro que, ya tienen acciones concretas que representan su firme voluntad por ser un modelo alternativo de crecimiento económico global.
POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INAP
PAL
