Como cada año, más de 500 empresarios, líderes de opinión y representantes del sector público nos reunimos para dialogar sobre las tendencias y oportunidades del país en la promoción del comercio exterior, la inversión y la innovación, durante el reciente Congreso del Comercio Exterior Mexicano, organizado por el COMCE, el cual tuvo lugar en Aguascalientes. La trigésima edición del Congreso tuvo una constante: en los pasillos se escuchaba cómo México sigue ganando posiciones y reconocimiento en nuestras exportaciones a los mercados internacionales, gracias, en gran medida, a la calidad de nuestra oferta exportable manufacturera.
La etiqueta de origen, conocida como el "Hecho en", identifica la procedencia de los productos que se exportan y tiene un significado poderoso en la economía global y en la percepción de los consumidores. El término fue introducido en el Reino Unido bajo la Ley de Marcas y Mercancías de 1887, en un intento por proteger a los consumidores de productos de origen foráneo. Con el tiempo, países como Alemania lograron transformar la etiqueta "Hecho en" en un símbolo de calidad y confiabilidad. De igual forma, "Hecho en México" se ha convertido en una marca distintiva de la calidad de nuestras exportaciones.
México se ha consolidado como un líder en comercio exterior y en la atracción de inversión extranjera, siendo hoy la duodécima economía mundial, la novena potencia exportadora y el noveno país que más inversión extranjera atrae. Estos logros no son casualidad; son el resultado de una política comercial que comenzó en 1986, cuando México ingresó al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y después a la Organización Mundial del Comercio. Hoy, México cuenta con 14 tratados de libre comercio con 50 países, incluyendo el T-MEC.
El "Hecho en México" también ha evolucionado para reflejar la capacidad de nuestro país en manufactura avanzada. En los años ochenta, el 60% de nuestras exportaciones eran de petróleo crudo, pero actualmente el 89% de nuestras exportaciones corresponde a productos manufacturados, muchos de ellos bienes de alta tecnología, como autopartes y productos aeroespaciales, electrónicos y equipos médicos.
Este cambio estructural ha permitido que México se inserte en segmentos clave de las cadenas de valor globales, convirtiéndonos en un destino ideal para el nearshoring. Hoy, 4 de cada 10 dólares de Inversión Extranjera Directa (IED) en México se destinan a la manufactura, lo que refuerza nuestra posición como socio estratégico de empresas internacionales.
Uno de los sectores que mejor representa el estándar de calidad del "Hecho en México" es el automotriz, donde México ocupa el sexto lugar como exportador de vehículos ligeros y el cuarto como productor de autopartes. La gran mayoría de las armadoras del mundo han invertido en el país y han depositado su confianza en México, no solo por la competitividad y ubicación estratégica, sino también por nuestro talento y calidad.
La industria automotriz a nivel global, así como su cadena de suministro, se caracteriza por sus rigurosos controles de calidad, los cuales van desde las evaluaciones exhaustivas de postulantes interesados en formar parte de la cadena de suministro hasta auditorías y sistemas rigurosos de evaluación para confirmar que dichos proveedores pueden mantenerse como parte de la cadena. Estos modelos de gestión de calidad aseguran que los vehículos fabricados cumplan con los estándares más exigentes a nivel global.
Y, en ese sentido, México ha demostrado no solo cumplir, sino en ocasiones exceder las expectativas. La industria automotriz, en particular, ha florecido en México, con grandes inversiones de armadoras globales. En 2023, exportamos 3.3 millones de vehículos ligeros. De cada 100 vehículos ligeros que se fabricaron en México, exportamos 87 unidades. Este éxito se debe no solo a las empresas automotrices establecidas, sino también a los proveedores mexicanos, quienes cumplen con rigurosos estándares de calidad y han sabido adaptarse a las exigencias del sector.
Además, las pequeñas y medianas empresas (pymes) mexicanas, aunque no exportan de manera directa, juegan un rol fundamental al formar parte de las cadenas de valor de las grandes exportadoras. Estas pymes son proveedoras clave que cumplen con altos estándares de calidad y apoyan a las grandes empresas en el cumplimiento de la demanda global. Así, el "Hecho en México" no solo abarca a los productos que se exportan directamente, sino también a los componentes y servicios que, aunque invisibles para el consumidor final, son esenciales para garantizar la competitividad de nuestras exportaciones.
México es hoy una economía de vocación global, donde el comercio exterior representa el 74% de nuestro PIB. Con una política de apertura comercial y un enfoque constante en la calidad, nuestro país está preparado para enfrentar los desafíos del futuro y consolidarse como un actor clave en la economía mundial.
Las exportaciones mexicanas son mucho más que una etiqueta; son un compromiso con la excelencia y una promesa de calidad que nos permite competir en los mercados más exigentes del mundo. Este Congreso nos recordó que México está consolidando cada vez más su reputación como un país que ofrece productos y servicios de alta calidad, respaldados por innovación y talento calificado. Las discusiones y perspectivas compartidas en el 30º Congreso del Comercio Exterior Mexicano en Aguascalientes reafirmaron que estamos preparados para enfrentar los retos futuros y que lo exportado por México es hoy un emblema de nuestra capacidad para competir y triunfar en la economía global.
POR SERGIO E. CONTRERAS PÉREZ, PRESIDENTE EJECUTIVO DE COMCE
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