Acertada pero mucho muy tardíamente, el dirigente nacional del partido conservador pregunta abiertamente al ex presidente Felipe Calderón si conocía o no los nexos de su jefe policíaco con el crimen organizado y, si no sabía, ¿por qué no sabía? Las preguntas podrían ser más y extenderse a otros actores.
Sería bueno preguntar al ex presidente Vicente Fox: ¿quién le recomendó a dicho personaje? ¿Por qué lo incluyó en su gobierno? Y más aún: ¿supo su gobierno que ese policía estaba relacionado con la ola de secuestros que ocurrían al final de su administración según se desprende de las posteriores investigaciones del caso Cassez?
¿Por qué justo cuando en la Ciudad de México, en los años 2004-2005, se llega a los niveles históricos más bajos en homicidio surge la coyuntura de los secuestros que da lugar a la llamada marcha blanca?
¿Hay un vínculo entre el ex jefe policiaco, la ola de secuestros y la obsesión por impedir la candidatura de Andrés Manuel López Obrador? ¿Qué clase de servicios políticos realizó el ex jefe policiaco a Vicente Fox y Felipe Calderón para hacerse merecedor de la más importante estrategia de este último?
¿Por qué Felipe Calderón afirma que no conocía las actividades delictivas de su secretario de seguridad si como Jefe de Estado tenía acceso directo a los servicios de inteligencia y seguridad nacional? ¿Por qué después de la matanza provocada por su guerra contra el narco, el daño duradero que dejó y la demostración de que su ejecutor era un operador del crimen, el ex presidente sigue diciendo la barbaridad de que lo volvería hacer?
¿Sabía Calderón que su secretario de Seguridad amasaba una enorme fortuna? Sólo hay dos posibles respuestas a todas estas preguntas.
Primera. Felipe Calderón es el presidente más ingenuo de la historia. No se dio cuenta de que su jefe de la policía desarrolló vínculos con el crimen organizado hasta convertirse en uno de ellos.
No se dio cuenta de que la guerra que le encargó no sólo no disminuyó la criminalidad, sino que disparó los índices de homicidio, desapariciones, violación, lesiones con arma de fuego y otros. No se dio cuenta de que su funcionario se enriquecía de forma tan inexplicable como desmedida.
Segunda. Vicente Fox y Felipe Calderón sí sabían quién era Genaro García Luna.
Le debían mucho en la turbulenta transición de 2004 a 2006. Fue un operador político clave. Y por eso fue escogido para llevar a cabo la estrategia más importante del sexenio: simular una guerra contra el narco para obtener la legitimidad que no encontraron en las urnas.
POR MARTÍ BATRES GUADARRAMA
DIRECTOR DEL ISSSTE
EEZ