Malos modos

Sugerencias para el bastón de mando

La pasada de cetro, perdón: de bastón de mando, estuvo increíble. Mi Claudia se veía feliz

Sugerencias para el bastón de mando
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La pasada de cetro, perdón: de bastón de mando, estuvo increíble. Mi Claudia se veía feliz, a nuestro presidente se le dibujó también una sonrisota como de “Ya me gané la jubilación en La Chingada”, y por lo tanto los compañeros de ruta –el Martí, los gobers, la Citlali– estaban, bueno, que transpiraban alegría. Es lo bonito de las revoluciones. Nada llena el alma como trabajar por el pueblo, y cuando el alma se llena, los labios sonríen. Se sabe. Ahí está la foto.

Lo que pasa es que siempre viene un contrarrevolucionario a aguar la fiesta. En este caso, los contrarrevolucionarios fueron los del Consejo Nacional de Pueblos Originarios y Comunidades Indígenas, que al parecer dijeron en un comunicado que el Segundo Presidente más Popular del Mundo no es quién para rolar el bastón; que esa es decisión del pueblo que se lo dio, o sea ellos. 

Presidente, una propuesta: para la próxima, pídale al ejército que se arme otro cetro, perdón: bastón, propio. Esa decisión puede tener varias ventajas. Primero, podemos aprovechar para quitarle cualquier huella de su origen español. Luego, podríamos meterle una ondita más Wakanda forever, obvio la de la parte como prehispánica de la película. El Tenoch (que en maya, me asegura un amigo experto, significa “poder prieto”) es muy popular y además es compañero de ruta y beisbolero. O sea que está increíble que participe de ese simbolismo. 

Luego, ya que la ocasión es de tal importancia, ¿por qué no invertir en tecnología? El águila, por ejemplo, invita a ponerle unas luces en los ojos, justamente para reforzar el efecto Wakanda. Es más: no creo que salga muy caro incluir un dispositivo con el que si golpeas el piso con el cetro, perdón: el bastón, salga un rayo por el pico. Algo tipo El Señor de los Anillos, pero con respeto a la estética “todos somos pueblo originario”, sin concesiones a las mitologías occidentalizantes. 

Es que también pinche Tolkien colonialista. Sobre todo, una apuesta de este tipo me parece que es compatible con la idea de los pueblos originarios y las culturas prehispánicas que promueve su gobierno, que ha arrejuntado a unos y otras en los libros de texto, con un algo extra como de fin de semana en Tépoz, en el temazcal de tus amigos. 

Ya que estamos en lo de invertirle, ¿por qué no darle una pensada al contexto? No cuesta nada desempolvar la piramidota del Zócalo y desarrollar la ceremonia de entrega hasta arriba de la misma, igualmente en plena Plaza de la Constitución. Ya en esas, le metemos un contingente de concheros de los que danzan por ahí, recuerdo de la riqueza cultural que destruyó Cortés, precursor de Iberdrola. Luego: ¡bum! El descenso de Quetzalcóatl, en luz y sonido. 

En fin, espero que no eche en saco roto estas sugerencias cuando toque al Cuau, o al Noroña, tomar la estafeta y darle continuidad a su legado. 

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ

 

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