Conversar con Gyalwa Menri Trizin Rinpoche es una experiencia fuera de este mundo, aunque está bastante conectado con los problemas que aquejan a la humanidad. Avanza con paso ligero y su presencia es cercana, a pesar de la distancia lingüística que nos separa: él sólo habla tibetano y otro monje que lo acompaña facilita la traducción al inglés. Nunca sabré cuánto se perdió entre esos pasos, pero la dulzura de su mirada profunda lo compensa.
Es el líder espiritual del Budismo Bön, un linaje considerado mágico o hasta chamánico por algunos estudiosos de teología y, si bien ese hubiera sido el tema natural de la extraordinaria oportunidad que tuve de conversar en privado con él durante su visita a México a mediados de julio, ya saben cómo soy… ¡y hablamos de feminismo!
Uno de los principios de la filosofía budista es que la raíz del sufrimiento se encuentra en la ignorancia. “¿Qué verdad ignora una mujer violentada?” le pregunté con ánimo de traer a un tema crudo y terrenal su sabiduría. Su respuesta me invitó a reflexionar sobre la gran oportunidad que tenemos en México y en el mundo entero de atender las causas de la violencia machista.
Cuando en Ola Violeta AC hablamos de poner la conciencia corporal al servicio de la prevención de la violencia de género contra las niñas y mujeres, partimos de la noción de cuerpo como un territorio no sólo físico, sino también emocional y espiritual. Por eso, las palabras de Rinpoche resonaron profundo en mí: “hay que conciliar los opuestos, saber que hombres y mujeres son iguales nos ayudará a sanar y a mirar en el otro a uno mismo; todos somos seres humanos”, me dijo.
Fue enfático en la necesidad colectiva de eliminar la contaminación emocional, que incluye los celos —una de las formas de agresiones psicológicas reconocidas en el Violentómetro del IPN— y colocar el respeto a las mujeres como un pilar. “Trabajemos por la unidad a través del Desarrollo Humano como base”.
Más allá de la dimensión religiosa, lo que Rinpoche predica es una forma de ver y vivir el mundo desde ciertos valores universales cuya práctica sanaría las heridas y desigualdad tan dolorosas para el mundo entero. Su voz, que trae conocimiento milenario, es también la de la apremiante agenda actual: cuidado y unión con el medio ambiente, respeto entre todas las personas y hacia los seres sintientes, desapego material, y desechar de los prejuicios para tratarnos como iguales. No usó el término, pero en el fondo Su Santidad del Budismo Bön también sabe que es tiempo de caminar hacia la igualdad sustantiva.
POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
FUNDADORA DE OLA VIOLETA
@MAELENAESPARZA
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