“No hacen nada para evitar las guerras” “anquilosada (...) solo un bello edificio”, fueron algunas las declaraciones del presidente al hablar, no de su gobierno, sino de la Organización de Naciones Unidas.
Las aseveraciones surgieron derivadas de la mención del informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, que tiene a México como uno de los principales países en la producción y tráfico de drogas.
Habrá que recordarle que la ONU es un organismo internacional supranacional en un sistema global anárquico y que las guerras dependen de la soberanía de cada país en donde la organización no tiene injerencia.
En donde sí la tienen es en el ámbito informativo, pues la organización, solo por citar un ejemplo, ha señalado en varias ocasiones, no solo en gran peligro que representa ser periodista en México, sino también la obligación del gobierno para proteger a los que ejercen este oficio.
Sin embargo, apenas el jueves anterior vimos en redes sociales el video donde unos encapuchados con armas de todo tipo amenazan de muerte con lenguaje intimidatorio al reportero conocido como “C4 Jiménez”. Así, empoderados y con toda autoridad, dejando claro que el miedo está del lado equivocado de la cancha y que es cierto, no se está haciendo nada para evitar las guerras.
También se le olvida que tan solo la semana pasada, el cuerpo diplomático mexicano formó parte de una histórica resolución de la Asamblea General de la ONU, la primera aprobada dentro de ese bloque de la organización en materia de salud mental, nada más y nada menos que presentada principalmente por México y la cual fue aprobada por unanimidad.
En contraste, esta semana vimos varias notas sobre la crisis de medicamentos la cual está dejando sin opciones a miles de pacientes con tratamiento psiquiátrico, lo que representa un golpe fuerte a la salud mental y a la rehabilitación de adicciones. No es que el gobierno no esté interesado en el tema, sino que los malos manejos y corrupción han lastrado el buen funcionamiento del sistema de abasto de medicamentos, dejando exhibido una vez más que la principal promesa de combate se ha quedado solo en eso.
Se ha defendido desde el inicio del sexenio la premisa de que una buena política exterior es la política interior, sin darse cuenta de que son las fallas a nivel interno las que han provocado severas críticas y señalamientos, pérdida de credibilidad y de aliados importantes en el escenario internacional e incluso presiones molestas del vecino del norte, perdiendo así también poder de negociación.
De los errores se aprende y ojalá que la próxima administración, sea del color que sea, no cometa la misma equivocación de, en un mundo interconectado, interdependiente y con la gobernanza global como herramienta poderosa frente a los retos del futuro, quererse aislar y menospreciar el impacto transversal del multilateralismo para el desarrollo y mejora de la calidad de vida de todos.
POR AZUL ETCHEVERRY
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MAAZ