Me encuentro en España desde hace algunos días y pude vivir de cerca la última parte de las campañas políticas que concluyeron ayer domingo 23 de julio con una jornada electoral donde más de 37 millones de españoles fueron llamados a las urnas para elegir diputados y luego éstos a su vez elegirán en los próximos días al presidente del Gobierno. Ha sido una campaña con muchísima expectativa, y una jornada electoral muy incierta, con resultados muy cerrados. Se han vivido días intensos, sobre todo, desde el debate de candidatos a la presidencia, un cara a cara entre los dos punteros, Pedro Sánchez, del centroizquierdista Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y actual presidente que busca la reelección, y Alberto Núñez Feijóo, del centroderechista Partido Popular (PP) y expresidente de la Comunidad Autónoma de Galicia.
Todo parece indicar que el próximo presidente de España será el conservador Núñez Feijóo, luego de 5 años de gobierno de Sánchez. Al cierre de la jornada electoral las autoridades españolas le daban, por muy poco, la mayoría de los votos y de los escaños, pero ahora vendrán días complicados, de negociaciones intensas para lograr hacer alianzas en el Congreso con otras fuerzas políticas que le den los votos suficientes para tener mayoría, y así formar gobierno y convertirse en presidente. Recordemos que, a diferencia del nuestro, este es un sistema parlamentario, como en gran parte de Europa.
Dos diferencias sustanciales con nuestros procesos electorales: en primer lugar, sus campañas son limpias, cortas, austeras y ordenadas, limpias y ordenadas en todos los sentidos: en el discurso, en las propuestas y en los materiales publicitarios. En segundo lugar, aquí sólo podrá gobernar quien tenga más de la mitad de los votos, en este caso de los diputados ganadores.
Si analizamos las propuestas de campaña de los dos punteros, podríamos concluir que no representan posiciones políticas tan dispares. Pero tanto el PP como el PSOE tienen a su derecha y a su izquierda respectivamente (del espectro político ideológico) dos movimientos con posiciones más radicales. El partido de derecha Vox y el partido de izquierda Sumar. En esta ocasión fue Vox el que arrebató el discurso disruptivo y la incorrección política, y así se convierten, por primera vez, en la tercera fuerza política en este país. Seguramente gobernarán en alianza con el Partido Popular.
Así Europa sigue volteando a la derecha. Inglaterra, Italia, Holanda, Grecia, Francia, Suecia y muy probablemente ahora España cuentan con gobiernos de centro derecha o de derecha. Digamos que la excepción, el gran ausente, es Alemania, hace dos años perdió las elecciones el partido de Angela Merkel, la Unión Demócrata Cristiana, frente a los socialistas, después de años en el poder.
POR HOMERO NIÑO DE RIVERA
ABOGADO Y EX DIPUTADO FEDERAL
LSN