En muchas sociedades del mundo como la estadounidense o las asentadas en medio oriente, la comercialización y libre portación de armas, es un hecho que se aprecia con cierta cotidianidad y que pocas veces es cuestionado. La normalización de este tipo de prácticas dice mucho de lo que, hasta ahora, se puede apreciar como la manera, en la que las personas de estas comunidades llevan a cabo el manejo de sus problemas y por supuesto, dirimen sus diferencias sintiéndose seguros.
Lo anteriormente referido, es muy importante porque en cada sociedad del planeta esta percepción de seguridad, a través de la portación de un arma de fuego es diferente y dice mucho, no solamente de quien la carga, sino de las razones que se utilizan para justificar este hecho, y la estructura moral de la sociedad que lo permite. De esta manera, existen poblaciones que aluden al uso de los medios coercitivos que sean necesarios, en aras de establecer el orden social en cada uno de sus niveles, aún si esto incluye más violencia o la compra de armas de sus propios ciudadanos para defenderse.
En este contexto, es importante echarle un vistazo a lo que ha revelado el más reciente estudio elaborado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, titulado: “Percepción sobre el tráfico de armas y la violencia comunitaria en México.”
En este ejercicio, se ha dado a conocer que el 70 por ciento de los habitantes de los municipios más violentos del país, rechazan la idea de flexibilizar la compra de armas de fuego ante el temor de un incremento en los índices de violencia en sus demarcaciones.
“Además, la mayoría de los encuestados no cree que la legalización de la portación de arma ayude a reducir la violencia. Más del 67 por ciento de las personas consultadas declararon que un hogar es más peligroso cuando se tiene un arma de fuego”.
El ejercicio demoscópico entre otros factores, tiene el objetivo de conocer la opinión de las personas sobre las armas de fuego, comprender la percepción de inseguridad relacionada con las armas, saber cómo se percibe que este tipo de instrumentos afectan o no la vida cotidiana de los individuos, entender la percepción sobre accesibilidad de armas legales y no legales en sus localidades y, conocer la opinión de los encuestados sobre la posesión de armas de fuego como forma de protegerse en sus entornos cotidianos.
En cuanto a la percepción de seguridad en el país clasificada por rangos de edad, más de la mitad de los encuestados considera que es negativa, es decir, se sienten inseguros o aseguran que los que los rodean se sienten de igual manera. El 54.3 por ciento de los individuos encuestados declaró que su municipio es poco o nada seguro. Mientras que las personas mayores a 35 años tienden a tener una peor percepción de seguridad que las más jóvenes. Sin embargo, para todas las edades, la mitad de los entrevistados cree que su municipio es poco o nada seguro.
Cuando estos indicadores logran ubicarse a través de regionalismos o zonas geográficas el 60 por ciento de las personas residentes en municipios del centro y occidente del país, reportan la peor percepción de seguridad. En este aspecto, el 57 por ciento de los residentes de municipios del noreste de la república nacional indican que sus demarcaciones son muy o algo seguras.
A su vez, en alusión a la frecuencia con la que ocurre la violencia con armas de fuego, el 60 por ciento de las personas que viven en los municipios más inseguros del país, afirmaron que esta última, es “muy frecuente” o “algo frecuente”, mientras que en el resto de las demarcaciones solo el 34 por ciento de las personas, aseveró lo mismo. En tanto, 4 de cada 10 de los entrevistados de otras partes del país, indicaron que es “poco frecuente”. En tanto el 11.7 por ciento dijo que es “nada frecuente”.
Cuando el temor se aprecia en temáticas de género las cosas se aprecian en igualdad de condiciones. En el caso de las mujeres, 7 de cada 10 mujeres declaró sentir “mucho o algo” de miedo. Por su parte el 69 por ciento de los hombres declaró lo mismo. Es decir, pese a sufrir con menos frecuencia violencia, según sus propias respuestas, las mujeres tienen el mismo miedo de ser víctimas de la violencia con armas de fuego que los hombres.
Por último, la muestra estadística demuestra que la cultura nacional es pacifica, contrario a lo que se ha hecho pensar en muchos medios de comunicación, ya que, el 68.7 por ciento de las personas dijo no estar dispuesto a comprar un arma de fuego por seguridad. Mientras que, si este mismo dato, se observa otra vez, por género, se podrá observar que, el 76 por ciento de las mujeres dijo no estar dispuesta a obtener armas de fuego por seguridad, 61.3 por ciento de los hombres afirmaron lo mismo.
En resumen, el estudio: “Percepción sobre el tráfico de armas y la violencia comunitaria en México”, es sumamente ilustrativo para poder identificar de mejor manera en que zonas la violencia se percibe con mayor intensidad, cuáles son los segmentos poblacionales que se sienten más vulnerables, pero sobre todo, para entender que a pesar de la violencia a la que millones de mexicanos están expuestos en grandes porciones de su cotidianidad, estos mismos individuos no creen que sea, por medio de la adquisición de armas de fuego la mejor solución para que las cosas logren mejorar en sus comunidades.
Esta información es útil porque con base en ella, las autoridades podrían no solamente mejorar sus técnicas de inteligencia policial para combatir e identificar de mejor manera las comunidades que son presa de la violencia sistematizada, sino, además, tener la posibilidad de establecer mecanismos de información y capacitación para los ciudadanos en condiciones de vulnerabilidad que son sujetos de violencia sistemática por parte de su entorno.
POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INAP
LSN