Las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos, según la visión del Congreso estadounidense, serán puestas a prueba de formas sin precedentes en décadas.
Parte será por efecto de la creciente tensión registrada en las relaciones durante los últimos años que siempre, según legisladores estadounidenses es responsabilidad en gran medida de las posturas del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
El mandatario mexicano señala a su vez las posturas injerencistas del gobierno estadounidense, sobre todo, en lo que se refiere a las acciones de organizaciones policiales o de inteligencia estadounidenses en torno al combate contra el tráfico de drogas y personas.
El gobierno mexicano ha limitado su cooperación con la Agencia Antinarcóticos estadounidense (DEA), como rechazo a la conducta de agentes de esa agencia al realizar investigaciones sin permiso del gobierno mexicano, o el escándalo creado por el arresto y posterior liberación del exsecretario de Defensa Salvador Cienfuegos.
Para las autoridades estadounidenses, la política antidrogas del gobierno mexicano auspicia de hecho el poderío de los cárteles, que según opiniones vertidas en el Congreso estadounidense, pueden ejercer formas de control hasta en 40 por ciento del territorio mexicano.
Para algunos legisladores estadounidenses, especialmente en la mayoría republicana en la Cámara baja, los cárteles del narcotráfico son una amenaza y tienen el control operacional del lado mexicano de la frontera común.
"Son de naturaleza paramilitar, mejor equipadas, mejor financiadas, más despiadadas que cualquier otra organización en el planeta", afirmó el diputado republicano Dan Crenshaw, un condecorado veterano militar de Texas.
"Creo que lo que hace que esta amenaza sea aún peor es el actual Presidente de México que no parece querer ser un socio de Estados Unidos, ya sea con Donald Trump o Joe Biden. Y esto... Esto me preocupa mucho, especialmente recientemente porque estos cárteles de la droga, especialmente los cárteles de Sinaloa y Jalisco, son responsables de la muerte de unos 80 mil, 70-80 mil estadounidenses al año, a través de su envenenamiento con fentanilo".
El punto es una parte importante en unas relaciones bilaterales que según analistas del Congreso estadounidense serán puestas a prueba también por la ya presente temporada electoral en los dos países.
A la mortalidad creada por el consumo de fentanilo, se suma el origen chino de los insumos con que se fabrica en México, la percepción de que los cárteles mexicanos (especialmente el de Jalisco-Nueva Generación) son una amenaza creciente, su vinculación con el tráfico de migrantes indocumentados y lo que se considera como una tibia colaboración del gobierno mexicano, son temas que los republicanos esgrimirán en 2024 para probar la debilidad del gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden frente a un problema que para los estadounidenses proviene sobre todo de México.
Y México estará también en campaña electoral.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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