Finalmente llegó a la arena público-mediática el tema inevitable: el aumento del costo de la deuda. Esto, además de significar un riesgo para las finanzas públicas, complejiza las decisiones de inversión de mexicanos y extranjeros porque evidencia el riesgo. El #Blindspot de esta semana está en el (des) balance entre la tasa de interés en México y el #SuperPeso.
En este espacio hemos hablado desde hace ya un tiempo de una tendencia global: la #desdolariazación en la economía global que tiene un impacto, aunque todavía menor, en el tipo de cambio peso – dólar. En México, hay quienes lo minimizan porque el #Nearshoring o la maquila (en términos de 1985) brilla como el oro y sus impactos no son inmediatos. El riesgo es que tampoco “al diablo con sus instituciones” y aquí seguimos negando lo que está pasando.
De acuerdo con Bloomberg el aumento del costo financiero de la deuda se disparó a su mayor nivel desde 1995 como consecuencia del alza en las tasas de interés para bajar la inflación. Hasta aquí, parece que #TodoBien.
Mover la mirada a la crisis de 1995 (recomiendo vean el documental El Error: Ficción, Miedo, Debacle de Azteca Documentales) es inevitable, no como preludio de una catástrofe, sino como aprendizaje para evitar que “la historia se repita”.
Tres escenarios debemos tomar en consideración. El primero es el de “Welcome to Las Vegas (México)”, es decir, el de los especuladores que ante las altas tasas de interés se toman el riesgo cambiario. Incluso, pueden pedir préstamos en países como Estados Unidos o Canadá y ganar el diferencial de tasa. Riesgoso, pero oneroso para quienes se toman el riesgo.
Por ejemplo y en cifras aproximadas considerando un tipo de cambio de $17.50, si invierten un millón de dólares en un año se llevan 120 mil dólares. ¡Nada despreciable! ¿En dónde está su margen de acción? En que una posible depreciación del peso no supere el 10%.
El segundo escenario es el de los grandes fondos que además de aprovechar las altas tasas de interés alimentan su propia historia. Es decir, mientras sigan mandando dinero a México para aprovechar las tasas de interés, contribuyen a que el tipo de cambio vaya a la baja.
El balance para México es posible si van regresando su ganancia e inversión poco a poco a su moneda, principalmente dólares americanos. Pero también pueden ser ellos quien ante un aumento de los riesgos inherentes a un país que está cambiando de régimen, presionen deslices del tipo de cambio.
Esto puede distribuirse en el tiempo si el Banco de México disminuye las tasas de interés poco a poco, pero no desaparece un porcentaje importante de los riesgos para la economía mexicana. Atento que el mejor escenario es que no pase de un momento a otro y por tanto sea grave, pero al mismo tiempo, que suceda poco a poco, no lo hace mejor para la economía de los mexicanos.
El tercer escenario es el de los mortales que tienen el privilegio de tener dinero ahorrado. Hoy se le gana a la tasa de interés, pero ante el posible escenario de una devaluación la economía completa cae y, cuando la moneda se valúa los precios de los productos no bajan, pero si suben ante una devaluación. El problema es que solo cuatro de cada 10 mexicanos ahorran y el 100% consume.
¿En dónde está el balance? En lo imposible en estos tiempos, la fortaleza de las instituciones y un ambiente político social en el que las ventajas que ofrece México no sea la tasa de interés, sino un país competitivo y con Estado de Derecho.
POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
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@OSANDOVALSAENZ
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