El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha dicho muy confiado esta semana, de que no habrá una crisis económica de final de sexenio. Tiene razón.
De hecho, con un golpe de suerte, este podría ser el fin de sexenio más pujante que hayamos visto en décadas, con el dólar cotizando debajo de 19 pesos, crecimiento sostenido de 3 por ciento y llegada masiva de inversión por el nearshoring. Pero la crisis que sí podría presentarse es la derivada del ajuste al empleo que está por ocurrir.
Casi una cuarta parte de todos los empleos podrían cambiar dramáticamente en los siguientes cinco años, de acuerdo con un reporte liberado el lunes por el Foro Económico Mundial (WEF): “De los 673 millones de empleos reflejados en este reporte, los encuestados esperan un crecimiento estructural de 69 millones de empleos y una caída de 83 millones. Esto implica un decremento neto de 14 millones de empleos o 2 por ciento del empleo actual”, señala el documento que se preparó con base en una encuesta global de 803 compañías que emplean en su conjunto a 11.3 millones de trabajadores en todo el mundo.
En México, por el momento tardaremos en darnos cuenta de este cambio, debido a varios factores: la regularización de los empleos registrados ante el IMSS tras la reforma laboral; la masiva contratación actualmente en marcha por la llegada de numerosas empresas tras la detonación del nearshoring; y el próximo abordaje que el siguiente Presidente deberá hacer del empleo informal, que registra 32 millones de personas trabajando bajo esa modalidad.
Debido a ello podríamos padecer miopía sobre el reto que viene. Pero es un reto gigante. De acuerdo con el WEF, “se espera que las tecnologías agrícolas, las plataformas y aplicaciones digitales, el comercio electrónico y el comercio digital, y la IA provoquen una alteración significativa del mercado laboral, con proporciones sustanciales de empresas que prevén el desplazamiento de puestos de trabajo en sus organizaciones, compensado por el crecimiento del empleo en otros lugares para dar lugar a un resultado neto positivo. Se espera que todas las tecnologías, excepto dos, sean creadoras netas de empleo en los próximos cinco años: los robots humanoides y los robots no humanoides”.
Solo las empresas preparadas podrán abordar este cambio con relativa facilidad.
Pero en México hay un océano de empresas cuya transición tecnológica es parcial. Esto orillará a que las que no se han sabido adaptar encuentren dificultades para ser competitivas en el mediano plazo.
ANDREA MARVÁN
Entre las primeras acciones de la Comisión Federal de Competencia Económica, con Andrea Marván a la cabeza, está lo anunciado ayer: la investigación de posibles prácticas monopólicas en la distribución de escopolamina, un componente médico utilizado en muchos medicamentos.
POR CARLOS MOTA
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