POLÍTICA Y DIPLOMACIA SOSTENIBLE

Los intereses nacionales y los retos de la política exterior

Se extiende una ola de inestabilidad e ingobernabilidad en varios países de América Latina, así como las crisis de las instituciones regionales y subregionales de nuestra región, incluyendo a la OEA, la ALADI, la CELAC y la Alianza del Pacífico

OPINIÓN

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Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Una pregunta frecuente que nos hacemos los internacionalistas es cómo definir una política exterior que maximice los beneficios para el país y, al mismo tiempo, minimice los riesgos que siempre existen en el entorno regional e internacional. **

Para contestar la pregunta, hay que tener claridad de qué es la política exterior. Partiendo de la definición de Jorge Schiavon y Rafael Velázquez en su libro de Introducción a la Política Exterior de México, creo que ésta es el conjunto de decisiones, acciones y omisiones que realiza el estado para relacionarse con otros estados, y con actores no estatales en el escenario internacional (Organizaciones Internacionales, empresas, ONGS, redes, medios, etcétera), para promover los intereses nacionales. Estas acciones y decisiones tienden a reflejar la situación interna del país, así como sus experiencias históricas, valores, creencias, objetivos, y las estrategias preferidas de sus líderes en un momento dado.

La política exterior de un estado con liderazgo de calidad contiene seis elementos: 1. Un diagnóstico realista sobre las necesidades reales e intereses fundamentales de su país. 2. Un juicio sobre la situación regional e internacional en un momento dado. 3. Una definición de los objetivos y estrategias que más contribuyen a promover sus intereses nacionales. 4. Conciencia clara sobre sus capacidades reales para lograr sus objetivos. 5. Un análisis comparativo sobre los costos y beneficios de posibles cursos de acción. 6. Como resultado de lo anterior, la definición una política exterior realista e imaginativa que realmente beneficie a su población.

Al aplicar estos criterios a México, vemos que la situación interna se caracteriza por una pobreza alimentaria que afecta al 40% de la población (CONEVAL) y una brutal desigualdad en la que el 10% más privilegiado gana 30 veces más que el 50% de la población (Inequality Report). Persisten muy bajos niveles educativos y de innovación tecnológica (prueba PISA e Informe OMPI). Tenemos una economía que casi no ha crecido en los últimos cuatro años, después de sólo crecer 2.5% en promedio en las últimas décadas. Continúan muy bajos niveles de inversión, 18% del PIB en 2022 (INEGI). Además, tenemos muy altos niveles de violencia y crimen organizado (lugar 137 en el índice de Paz Global), impunidad, y débil estado de derecho: lugar 115 entre 140 según el World Justice Project. Tenemos una democracia que se deteriora: lugar 86 en 2022, según The Economist, y muy altos niveles de corrupción: lugar 126, según Transparencia Internacional.

Desde luego, ninguno de estos males es nuevo, pero todos estos indicadores sí muestran una tendencia a la baja. Son una realidad para el que quiera verla.

Afortunadamente, nuestra realidad también tiene muchos puntos brillantes. México tiene enormes capacidades, empezando por su una población joven (promedio 29 años), y una posición geográfica privilegiada. Seguimos siendo la 16ª economía más grande del mundo. Contamos con recursos energéticos para la transición en el siglo XXI (sol, viento, geotermia y litio). Somos parte del T-MEC de América del Norte y la 12º potencia comercial mundial (578 mil millones exportados en 2022).

En 2021 fuimos el 10º receptor de inversión extranjera. Cada año recibimos un enorme flujo de remesas (58 mil millones de dólares en 2022). Además, somos una gran potencia cultural: 7º país a nivel mundial con más sitios patrimonio humanidad, y 1º en América (UNESCO). Somos una super potencia turística, el 2º país más visitado en los últimos tres años, según la OMT. También somos una potencia diplomática: 12º país con más representaciones diplomáticas (157): 83 embajadas, 67 consulados (50 en EUA), 7 misiones ante organismos internacionales o regionales. Claramente, somos una nación con enormes recursos y capacidades. Con nuestros bienes deberíamos superar nuestros males.

El mundo y nuestra región atraviesan un momento complejo y riesgoso, en que se están moviendo las placas tectónicas del sistema internacional, por la creciente confrontación hegemónica entre China y Estados Unidos (económica, tecnológica, estratégica, política y militar), y la difícil transformación de Rusia de un imperio en una nación importante, con armas nucleares. Según la ONU hay 55 conflictos violentos en todo el mundo. Crece la amenaza global que representa el cambio climático y la acelerada pérdida de la biodiversidad. Es evidente el empoderamiento del crimen organizado trasnacional, y la influencia, también creciente, de las plataformas globales como Twitter y Facebook, que no las gobierna nadie. Permanece un extendido sentimiento anti-élites que ha dado paso al ascenso de líderes populistas en todo el mundo. Es innegable el deterioro de
instituciones globales como la ONU y la OMC.

Se extiende una ola de inestabilidad e ingobernabilidad en varios países de América Latina, así como las crisis de las instituciones regionales y subregionales de nuestra región, incluyendo a la OEA, la ALADI, la CELAC y la Alianza del Pacífico. 

Del análisis de nuestra situación interna y de las situaciones internacional y regional, se deducen cuáles son nuestros auténticos intereses nacionales, tanto internos como externos, y cuáles son los principales retos y objetivos que debe perseguir la política exterior de nuestro país en los próximos años. De eso nos ocuparemos en la próxima entrega.

**Conferencia impartida en el CIDE el 15 de abril de 2023

 

POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS ES PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY

@MIGUELRCABANAS

MIGUEL.RUIZCABANAS@TEC.MX

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