La guerra de Rusia contra Ucrania cumplió un año, el 24 de febrero. El conflicto está generando un reacomodo geopolítico profundo y, si no termina pronto, es muy posible que involucre directamente a otras potencias y cree una división mundial aún más profunda.
El mundo se divide ahora entre los países que muestran solidaridad con Kiev, los que son indiferentes –supuestamente neutrales– y los que excusan o apoyan la agresión de Rusia. Los últimos son contados.
La solidaridad con Ucrania va desde muestras simbólicas como iluminar edificios públicos de amarillo y azul, a la imposición de sanciones económicas sobre Moscú, hasta la ayuda directa en forma de recursos financieros, inteligencia y armamento.
El apoyo que fluye a Kiev constituye la mayor movilización militar en Europa desde la II Guerra Mundial. El apoyo va de naciones como Canadá y EU, a países que estuvieron bajo la amenaza y yugo soviético durante la Guerra Fría, pero también –recientemente– de naciones que eran neutrales. Como Marruecos que lo rompió y anunció en diciembre que transferiría sus tanques T-72 a Ucrania.
Se estima que Moscú desplaza 300 mil tropas dentro de Kiev. La inteligencia británica evaluó que Rusia ha perdido 40% de su fuerza militar y que ha movilizado ya a 97% de su Ejército desplegable, lo que lo tiene muy estresado. La contraofensiva ucraniana, si está bien equipada, hará un cambio significativo esta primavera.
Los países dispuestos a ayudar a Rusia atraen cada vez más atención internacional. Irán acordó recibir 24 aviones de combate Sukhoi Su-35 rusos a cambio de seguir enviando drones y misiles. Como consecuencia, la UE anunció sanciones contra compañías que comercien con Teherán, en especial electrónicos. La presión más directa vino de EU, cuyas fuerzas interceptaron un cargamento de armas iraníes destinadas para el Yemen y las reenviaron… a Ucrania.
De todas las naciones que apoyarían a Rusia, China es la única que podría alargar el conflicto. La semana pasada, el ministro de relaciones exteriores chino se reunió con Putin en Moscú. Los suministros militares chinos –posiblemente drones y munición– vendrían con condiciones favorables para Beijing –como permisos para explotar áreas minerales en Siberia y/o el Ártico– pero en la óptica rusa, las concesiones son aceptables para continuar su guerra.
Para China, tener la opción de apoyar a Rusia es una oportunidad geopolítica estratégica, pues la pone en condiciones de 1) obtener acceso a tierra y recursos que añora, 2) condicionar su apoyo para una "reunificación" (violenta) de Taiwán, 3) alargar el conflicto podrá poner a prueba el nivel de resolución e incluso la capacidad militar de EU y Europa, para interceder por Taiwán, aunque, por otro lado, 4) podría dejar colapsar a Moscú, para después tomar Siberia. Son muchas opciones, todas muy tentadoras para el Dragón Chino.
México sigue en una posición "neutral" que no le beneficia ni en su relación con EU ni con Europa. Para países con fuerte resistencia a proveer ayuda militar también hay opciones: implementar sanciones y donar ayuda humanitaria. Desafortunadamente será el pueblo mexicano, el que pasará a la historia como un pueblo tibio.
POR IÑIGO GUEVARA MOYANO
DIRECTOR DE LA COMPAÑÍA DE INTELIGENCIA JANES Y ACADÉMICO VISITANTE DEL ATLANTIC COUNCIL, EN WASHINGTON, D.C.
LSN