“Una sola declaración de (un testigo cooperante) puede ser suficiente.” Saritha Komatireddy
En días pasados concluyó el juicio al secretario de seguridad en tiempos de la administración de Felipe Calderón, Genaro García Luna, quien también fue el titular de la AFI (Agencia Federal de Investigación), la CIA mexicana, durante el mandato de Vicente Fox. Mientras escribo estas líneas aún se llevan a cabo las deliberaciones por parte del jurado, por lo que se espera un veredicto en las siguientes horas.
Repasemos. Las opiniones no pueden tener medias tintas y es a lo que se apostó en el juicio a García Luna. La defensa dice que fue un servidor público intachable; el lado de la fiscalía quiso exponer que el imputado fue el brazo institucional del crimen organizado. De igual manera, la opinión pública también se ha dividido, pero ¿con los datos recabados antes y durante el juicio podemos decir que García Luna fue el paladín de la justicia de la llamada guerra contra el narco, aquel que encarceló a “la Barbie” y le restó el poder al cártel de los hermanos Beltrán Leyva o fue la figura más importante para el crecimiento del cártel de Sinaloa y se enriqueció con las cuotas de los grupos del crimen organizado?
El juicio a García Luna está marcado por tener en el atril de un juzgado de Estados Unidos al funcionario de mayor rango del gobierno mexicano, el veredicto de este y las consecuencias que pueda conllevar. Sin embargo, dicho juicio dista mucho de lo que en un principio se esperaba, pues se anunció que existía un documento de más de mil fojas en contra de García Luna; más de 70 testigos y; una duración de más de dos meses. Es decir, todo indicaba que habría sustentos para señalar a quien le apodaran el “superpolicía”. La realidad es que solo hubo 26 testigos, -nada más 9 de ellos cooperantes-, cuatro semanas de juicio y ni una sola prueba contundente.
Sumado a lo anterior, lo de mayor valía es que de estos nueve testigos cooperantes, aquellos que señalaron las implicaciones más importantes respectó a García Luna, tales como “el Grande” Villarreal, “el Lobo” Valencia, “Rey” Zambada o “el Diablo” Veytia son personas que “trabajaron” en ambos lados, -dentro del sistema de seguridad y en las filas del crimen organizado-, cumplen una condena en suelo estadounidense y que esta condición de “cooperantes” significa una serie de incentivos para testificar, lo que en el momento de mencionar sus argumentos, existieron varias contradicciones durante el juicio actual y en comparecencias previas (situación que César de Castro, abogado defensor, enfatizó), lo que hizo que el jurado tenga más dudas que certezas.
Así, en el juicio de García Luna no se presentó ninguna evidencia que vaya en contra de su presunción de inocencia. Tampoco dejó en total claridad su inocencia ante los ojos del imaginario colectivo. Un veredicto a favor de el ex titular de seguridad pública será una victoria clara para la defensa, un revés importante para la fiscalía -quien en realidad buscaba imputar a personajes de mayor investidura- y, para la opinión pública seguirá existiendo un dejo de incertidumbre y cada uno de los polos mantendrá su opinión. Esto nos recuerda que la muestra de evidencias es parte fundamental en la vida.
POR ADRIANA SARUR
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