Mientras las actividades de los deportes más populares parecen hacer una pausa entre finales y comienzos de sus respectivos torneos, los equipos están lejos de estar inactivos. En los últimos meses del año, un juego diferente se está gestando: uno que tiene poco que ver con los balones en el campo y mucho más que ver con los corazones y las mentes de los seguidores.
Los equipos líderes en deportes globales comprenden que la relación con sus aficionados es tan vital como cualquier trofeo levantado y mostrado en sus vitrinas.
En esta etapa aparentemente tranquila, se despliega una estrategia calculada de fan engagement, donde el marketing se convierte en una herramienta poderosa para mantener viva la llama del entusiasmo deportivo.
Desde campañas digitales hasta eventos comunitarios, los equipos están aprovechando estos meses para fortalecer la conexión con sus seguidores. Las redes sociales se convierten en una plataforma clave, donde se comparten historias de jugadores, se lanzan desafíos interactivos y se fomenta la participación de los aficionados, creando una comunidad virtual que trasciende las fronteras geográficas y que tiene como objetivo, reafirmar la pertenencia a una comunidad con gustos similares.
Pero el fan engagement no se debe limitar al mundo digital. Los pocos equipos que organizan eventos locales, clínicas deportivas y encuentros con los aficionados para mantener viva la pasión por el juego suelen ser aquellos que aún invirtiendo poco (tiempo material, esfuerzo) suelen tener mejores resultados, pues su afición lo aprecia demasiado.
Estos momentos cara a cara no solo fortalecen los lazos emocionales, sino que también ofrecen a los seguidores una experiencia más cercana a sus ídolos deportivos y se demuestra que esa relación trasciende pantallas y dispositivos.
Las campañas de marketing en esta época no se centran sólo en promocionar productos o entradas para los juegos venideros, sino en involucrar a los aficionados en una experiencia global y más orgánica del deporte. Desde concursos en redes sociales hasta oportunidades exclusivas para conocer a los jugadores, se busca crear una narrativa que haga sentir a cada seguidor parte integral de la familia deportiva.
Estas estrategias de conexión van más allá de mantener el interés en el equipo entre temporadas. Son una manifestación clara de que el deporte es mucho más que el juego en sí: es una comunidad, una identidad compartida y un vínculo emocional que trasciende lo puramente deportivo.
En años anteriores, equipos como el Manchester City en Inglaterra y el Real Madrid, han realizado campañas navideñas, con el fin de beneficiar a sus respectivas comunidades a través del fútbol, pero con la participación de sus seguidores.
De igual manera, en 2019, apenas unos meses antes de que se declarara la emergencia por el Coronavirus, La Liga de España lanzó una campaña que pudiera llegar a todos sus aficionados, “Tiempo para recordar” fue el nombre de esta campaña con la que se buscaba generar conciencia entre los aficionados, para ser más solidarios con aquellas personas que cuentan con menos recursos o encuentran en momentos difíciles.
La LigaMX tiene una gran oportunidad no solo de generar impacto entre la sociedad, pero también para unir a las diferentes aficiones del futbol mexicano, tanto de primera como de liga de expansión.
Por fortuna, para aquellos que disfrutamos de los deportes, la pausa de navidad, es cada vez menor en algunos de los deportes más populares a nivel mundial, continua el fútbol en europa y la NBA por lo que también en estos eventos, se podrían realizar actividades para conectar con la comunidad que asista a dichos eventos.
En estas semanas de aparente pausa, los equipos están escribiendo un capítulo fundamental en su relación con los seguidores. Están sembrando semillas de pasión y lealtad que florecerán cuando la temporada regrese con fuerza renovada.
Al final del día, el verdadero éxito no solo se mide en trofeos, sino en la fidelidad y el cariño de una base de seguidores comprometidos y conscientes de que el pertenecer a una comunidad, podría ser un privilegio pero que igualmente debería ser una responsabilidad.
Por Diego Sánchez “SAGO”
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