Los Estados Unidos enfrentan una situación en la que se juegan su credibilidad y su papel de liderazgo internacional.
Suena dramático, pero es en gran medida cierto al inicio de una temporada electoral en la que se enfrentan dos discordantes visiones del papel de ese país en el mundo.
Luego de 75 años como garantes del orden internacional surgido de la Segunda Guerra Mundial, hay por lo menos una parte de los estadounidenses que considera que su país ya no debe invertir recursos económicos ni enviar a sus soldados a luchar en conflictos en los que frecuentemente no parece haber intereses propios en juego.
El movimiento "Hacer Grandes otra vez a los Estados Unidos" (Make America great Again-MAGA) del expresidente y casi seguro candidato presidencial republicano Donald Trump volvió a colocar el aislacionismo en la agenda política, según los estudiosos.
La influencia de ese grupo en el Partido Republicano no puede ser subestimada. 49 por ciento de los republicanos promueve poner fin al conflicto en Ucrania aún si resulta en pérdida de territorio.
Parte de esa visión implica también dar prioridad a la resolución de temas domésticos, a comenzar, por lo pronto, por la situación en la frontera con México.
Esa consideración figura de manera prominente en el impasse legislativo en torno a un paquete de ayuda militar a Ucrania por 60 mil millones de dólares, condicionado a la adopción de medidas que fortalecen la vigilancia fronteriza, incluso reanudar la construcción de una barda, y endurecer las condiciones para peticionarios de asilo.
En el fondo, la premisa es que si el presidente Joe Biden no puede controlar la frontera, no tiene que hacer en la lejana Ucrania.
De la otra parte se encuentran quienes creen que el papel de Estados Unidos en el mundo es literalmente el avance de la democracia y sus valores de derechos humanos y libertades individuales.
Para los proponentes de esa idea, si Washington abandona a Ucrania dejará un manchón perdurable en la credibilidad estadounidense.
Peor aún, implicaría el abandono de de un aliado y dejaría "manos libres" a un adversario que como el presidente ruso Vladimir Putin tiene una agenda de restauración de lo que fue el imperio ruso-soviético y al menos en lo que parece, está dispuesto a esperar que sus rivales estadunidenses se consuman en su debate político y se cansen de ayudar .
"Si dejamos que gane en Ucrania, el próximo paso será en otro lugar, y no será sólo dinero estadounidense. Eso es un riesgo. Podría ser un país de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), por lo que podrían ser vidas estadounidenses”, dijo David Cameron, exprimer ministro y actual Ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña durante una reciente conferencia en Washington.
El problema, además, sería no sólo que los adversarios se sintieran fortalecidos, sino que los aliados se sintieran comprometidos y dudosos del respaldo estadounidense, lo que implicaría carreras armamentistas, bloques regionales fortalecidos y un debilitamiento de posiciones negociadoras ante China y el resto de mundo.
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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