Mirando al otro lado

Lo importante se define en Ucrania

A pesar de que la atención mundial se está centrando en el conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamas en Gaza

Lo importante se define en Ucrania
Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

A pesar de que la atención mundial se está centrando en el conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamas en Gaza, la guerra que tendrá graves consecuencias mundiales a futuro se sigue librando en Ucrania. En ese país se está, incluso, dibujando las líneas estratégicas de confrontación de lo que pudiera configurarse como la nueva guerra entre civilizaciones.

Sólo la inteligencia y sobriedad de algunos líderes de países como Estados Unidos, China o de Europa podrán servir para atemperar los ánimos guerreros de quienes pelean por territorio o por una religión.

La invasión rusa a Ucrania se inscribe en un contexto mundial de pugna entre los grandes bloques que emergieron después de la caída de la Unión Soviética en 1990.

Podemos afirmar que los integrantes de un bloque (Estados Unidos, Unión Europea, Gran Bretaña y sus aliados) representan un modelo de gobernanza democrática, de pluralidad y basado, generalmente, en el Estado de Derecho y la economía de mercado.

El otro bloque, encabezado por China, Rusia, Irán y aliados tiene una narrativa diferente. Se coloca como el dique de contención a las “históricas fuerzas imperialistas y colonialistas de siempre” que, en su narrativa, sólo buscan explotar al resto del mundo en su beneficio.

Las razones que ofrece Putin para justificar su invasión a Ucrania se remontan a la recordación de la Segunda Guerra Mundial, acusando a Ucrania de seguir una línea de acción que pretende aislar y contener a Rusia, según el texto que usaron tanto Napoleón como Hitler en sus distintos esfuerzos por doblegar al imperio y pueblo rusos. In cluso, llega al extremo de acusar al gobierno de Kiev de ser de inspiración Nazi.

Este recurso explicativo se asemeja a la narrativa china sobre Taiwán y su derecho a controlar el Pacífico hasta Filipinas y quizá más allá. Todo proyecto expansionista de cualquier gobierno requiere una explicación interna y externa, porque implica, en algún momento, guerra de devastación y muerte.

Sus pueblos deben aceptar la idea de la importancia patriótica que significa el sacrificio de mandar sus jóvenes a la muerte. Y el resto del mundo deberá saber, aunque no esté de acuerdo, acerca de las razones que lleva a un país a agredir a otro.

En este contexto, la guerra en Ucrania y el conflicto de Israel con sus vecinos árabes tienen la misma fuente originaria. Sin entrar a explicar ni justificar las acciones de Israel en Gaza, encontramos los mismos jugadores en escena. Rusia e Irán proveyendo de armas a las fuerzas árabes y Estados Unidos y aliados asegurando la fuerza militar israelí.

El punto crucial de intersección en estos conflictos es, sin duda, Irán. Irán provee los drones que emplea Rusia contra Ucrania y arma a las fuerzas de Hamas y Hezbolá en Líbano, para su ataque a las fuerzas israelíes. Putin se reúne con líderes de Hamas en Moscú y con el Ayatollah de Irán para acordar la provisión de armas, dinero e inteligencia de un lado a otro.

Biden y los líderes de Gran Bretaña y la Unión Europea, en cambio, se reúnen con Zelensky en Kiev, al mismo tiempo que visitan Tel Aviv para conferenciar con Netanyahu sobre las estrategias a seguir frente a Hamas en Gaza. Y Estados Unidos hace un despliegue militar contundente en el Mediterráneo, suficientemente cerca de Israel y Ucrania para generar sospechosismos sobre cuáles serán las últimas intenciones “imperiales” de ese país.

Son paralelismos que devienen, en última instancia, de la misma fuente originaria: el enfrentamiento existencial entre dos grandes modelos de gobernanza, entre democracia y antidemocracia, este último bajo muchas modalidades.

Con este recuento, lo que no podemos perder de vista es el carácter esencial de las narrativas que se expresan a través de cada modelo, a pesar de fundarse en diversas ideologías y/o religiones, historias o zonas del mundo.

En la confrontación existencial entre los modelos de gobierno surgidos después de la disolución de la Unión Soviética, es necesario recordar que cada uno representa, incluso aunque no lo articulan con tanta precisión o con honestidad, una narrativa acerca de su inserción en las corrientes democrático-liberales o las iliberales, antidemocráticas u autocráticas.

Caso concreto es el alegato original de Putin sobre la existencia de un Estado Nazi en Ucrania como justificación al inicio de la invasión. Es evidente que esa explicación tenía la intención de justificar la acción internamente para la población rusa (recordación de la lucha contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial), así como establecer una justificación que se pudiera alegar ante la comunidad mundial.

Finalmente, y como suele suceder en todas las guerras, su primera víctima es la VERDAD. Detrás de la cortina de humo de las pretensiones de justificar la invasión con el propósito de unificar aquello que nunca debió haberse separado (a la disolución de la Unión Soviética), está de sueño imperial ruso, el temor a invasiones del oeste y la propia crisis interna del modelo económico ruso, monopólico e ineficiente, sin capacidad de generar riqueza suficiente para todos.

Finalmente, la disputa entre democracia y antidemocracia es el conflicto/dilema fundante de nuestra era. Arrastra a todos en su camino y obliga a los países del mundo, y a su gobierno y modelos políticos, a definirse entre liberalismo democrático y la antidemocracia en sus múltiples modalidades. México no se escapa de este imperativo.

Planteado en términos estratégicos, el desenlace de la guerra en Ucrania va a impactar el futuro de la pugna entre las fuerzas democráticas y las antidemocráticas en el mundo. Impactará en el Medio Oriente, al igual que en África y el Asia-Pacífico. El desenlace del conflicto entre Ucrania y Rusia tendrá efectos para el futuro de la humanidad.

En ese sentido, la guerra en Ucrania es lo más representativo de los dilemas actuales, en contraste con el conflicto entre Israel y Hamas, que, aunque trágico, no deja de ser un conflicto entre una potencia media y una organización terrorista.

El conflicto en Ucrania es el más definitorio en cuanto al rumbo que tomará el mundo, en términos de la consolidación, o no, de modelos de gobernanzas alineados con ejes liberales y democráticos o los modelos autocráticos. Así de importante es lo que el mundo está presenciando y definiendo en Ucrania, y es lo que está en juego ante los posibles desenlaces que podría arrojar esa guerra.

POR RICARDO PASCOE PIERCE

COLABORADOR

ricardopascoe@hotmail.com

@rpascoep

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