Política y diplomacia sostenible

Las nuevas amenazas a la seguridad

Hoy, la inmensa mayoría de los conflictos armados que ocurren en el mundo, tienen lugar dentro del territorio de un solo estado. Son enfrentamientos entre gobiernos y grupos armados, y no guerras tradicionales entre dos o más estados.

Las nuevas amenazas a la seguridad
Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Esta semana se cumplen veinte años de que la Organización de Estados Americanos aprobó, el 28 de octubre de 2003, en la ciudad de México, la “Declaración sobre la Seguridad en las Américas”. En esa época, la democracia se había consolidado en casi todos los estados de la región. Muchos gobiernos democráticos deseaban impulsar la confianza con sus vecinos, a través del intercambio de información de sus estrategias de defensa y seguridad, y regularizando el contacto entre los encargados de esas materias. https://www.oas.org/36ag/espanol/doc_referencia/DeclaracionMexico_Seguridad.pdf 

Contra lo que pudiera suponerse, esa Conferencia no fue una reacción a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Respondió a un mandato de la Cumbre de las Américas celebrada en Quebec, Canadá, en marzo de 2001, seis meses antes. Fue impulsada por los gobiernos democráticos de América Latina. Naturalmente, a partir del 11 de septiembre de aquel año, el combate al terrorismo se convirtió en una prioridad de Estados Unidos, compartida por países europeos, asiáticos, africanos y latinoamericanos.

En muchas naciones de nuestro continente crecían otro tipo de amenazas y desafíos a la seguridad. Preocupaban el narcotráfico y la delincuencia trasnacional organizada, el tráfico ilícito de armas, la trata de personas, la corrupción, el lavado de dinero, los desastres naturales y de origen humano, los riesgos a la salud, como las pandemias, y el deterioro del medio ambiente, en especial el cambio climático. Esas preocupaciones reflejaban nuevas realidades, y la diversidad de los estados de un hemisferio en el que conviven una superpotencia, veinte países latinoamericanos, y una docena de pequeños estados insulares del Caribe. 

La Declaración final, basada en ideales democráticos y aprobada por unanimidad, proclamó una nueva concepción de la seguridad: “Nuestra nueva concepción de la seguridad en el Hemisferio es de alcance multidimensional, incluye las amenazas tradicionales y las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad de los estados del Hemisferio, incorpora las prioridades de cada estado, contribuye a la consolidación de la paz, al desarrollo integral y a la justicia social, y se basa en valores democráticos, el respeto, la promoción y defensa de los derechos humanos, la solidaridad, la cooperación y el respeto a la soberanía nacional.” 

La Declaración contribuyó a una redefinición de las estrategias nacionales en materia de defensa y seguridad de muchos países, incluyendo a México, que en enero de 2005 adoptó una nueva “Ley de Seguridad Nacional”. A partir de la conferencia, los estados del continente empezaron a hacer públicas sus estrategias nacionales de defensa y seguridad, y a regularizar los encuentros entre los ministerios encargados de la seguridad. La confianza entre los gobiernos democráticos de la región se incrementó.

La Declaración fue pionera en reconocer las nuevas amenazas, preocupaciones y desafíos a la seguridad de los países, que posteriormente fueron compartidas por las organizaciones en otras regiones, como la Unión Europea y la Unión Africana. Incluso el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas empezó a dedicar más tiempo y esfuerzos a temas que por años se consideraron ajenos a su mandato, como el cambio climático, o los efectos de la pandemia del COVID19. 

Hoy, la inmensa mayoría de los conflictos armados que ocurren en el mundo, tienen lugar dentro del territorio de un solo estado. Son enfrentamientos entre gobiernos y grupos armados, y no guerras tradicionales entre dos o más estados. La realidad actual muestra que, a raíz de las nuevas amenazas a la seguridad, se multiplican los estados fallidos o disfuncionales. No contralan todo su territorio, y son impotentes para luchar eficazmente contra el crimen trasnacional organizado, el tráfico ilícito de armas, la trata de personas, el lavado de activos, la corrupción y los efectos del cambio climático (sequías prolongadas e inundaciones catastróficas). Grandes corrientes de personas desplazadas y refugiadas son el resultado de esta impotencia. 

La reacción del gobierno de Biden a la situación en Palestina empieza a parecerse a la de Bush a raíz de los atentados del 11 de septiembre. Después de realizar una visita relámpago a la zona, el mandatario estadounidense retornó a Washington para solicitar al Congreso de su país más de cien mil millones de dólares para ayuda a Ucrania, a Israel y para fortalecer la seguridad fronteriza con nuestro país. 

Al incluir a la frontera con México en su solicitud, de la que no se conocen detalles, Biden está haciendo suyos los planteamientos de Trump y los republicanos de que nuestra frontera, por la que cruza el fentanilo y miles de migrantes, constituye una amenaza real a la seguridad de su país, de igual o mayor gravedad que la invasión rusa de Ucrania, o los ataques de Hamás a Israel. No sabemos qué hará el Congreso con este nuevo pedido. Pero la sola inclusión de la situación en nuestra frontera norte en este paquete debería prender alarmas en nuestro país. Así nos ven.

POR: MIGUEL RUIZ CABAÑAS

PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY
@MIGUELRCABANAS

MIGUEL.RUIZCABANAS@TEC.MX

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