Hiel y miel

Los ciegos

En los terrorismos “religiosos fundamentalistas” se “mata en nombre de Dios” y estas acciones tienen un propósito sagrado.

Los ciegos
Tere Vale / Hiel y Miel / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Muchos politólogos definen así al terrorismo: “Violencia premeditada, políticamente motivada, perpetrada contra objetivos no combatientes por grupos subnacionales o agentes clandestinos, generalmente con la intención de atemorizar a un público”.

Los seres humanos siempre hemos encontrado la forma de hacernos sufrir unos a otros y aterrorizar a pueblos enteros con el uso de la brutalidad, la tortura y la muerte. En algunas agrupaciones terroristas existia una especie de “código de honor”, debido al cual ciertas atrocidadas eran inaceptables y significaban, incluso para los criminales, una deshonra. Ese precario código ha desaparecido y el terrorismo es hoy indiscriminado; debido a ello gente inocente está siendo masacrada. El ataque del grupo terrorista Hamás a Israel es condenable y muestra de ese terrorismo sin reglas.

Existe en muchos la suposición de que las organizaciones terroristas están integrados por desquiciados, o sea, personas gravemente afectadas psicológicamente. ¿Solo un fanático perturbado sería capaz de matar a víctimas inocentes en nombre de una supuesta “causa” o se convertiría voluntariamente en una bomba humana? Ha habido muchas discusiones entre psicólogos y psiquiatras al respecto.

Muchas investigaciones coinciden en que los terroristas son personas “normales”, que no presentan alteraciones ni cognitivas ni emocionales significativas y que no pueden ser diagnosticados como psicóticos o sociópatas. No están deprimidos y no están descerebrados. En realidad, los grupos y organizaciones terroristas —concluyen los expertos— descartan a los emocionalmente inestables, ya que representan un riesgo potencial para la seguridad del plan que piensan implementar.

Por ello, el estudio del comportamiento terrorista pertenece más bien al análisis de lo que se conoce como la “identidad colectiva” de una sociedad. En las organizaciones nacionalistas/terroristas –de acuerdo a investigaciones de psicología social– la identidad colectiva se establece desde edades muy tempranas y el odio se inculca como parte integral de la forma de ver al mundo de estas personas. Para ellos lo que sirve al grupo, es lo que tiene importancia primordial.

En numerosas entrevistas con terroristas encarcelados en distintas partes del mundo, se encuentra que la “causa” se les inculcó durante la niñez. Hay una transmisión generacional del odio entre “nosotros” y “ellos”. Los niños han oído de sus padres lo que los “otros” les habían hecho a “ellos”, de manera que, leales a la tradición, deben ejecutar actos de venganza contra el enemigo.

En los terrorismos “religiosos fundamentalistas” se “mata en nombre de Dios” y estas acciones tienen un propósito sagrado. En ambos casos la violencia extrema, desde su punto de vista, está totalmente justificada. El mundo vive hoy horas oscuras, los ataques terroristas y las respuestas de extrema violencia hacia ellos, hacen sufrir a los inocentes de ambos bandos y nos remiten al “ojo por ojo” de tiempos inmemoriales. A ver si en una de estas no nos quedamos en este mundo todos completamente ciegos.

POR TERE VALE

COLABORADORA

@TEREVALEMX

EEZ

Temas