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SCJN: hay más techos que romper

La nueva presidenta situó a la independencia judicial interna y externa como “la columna vertebral” en la ejecución de sus funciones

SCJN: hay más techos que romper
Eduardo R. Huchim / Omnia / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Como sostuve hace dos semanas, aunque había dos fuertes aspirantes, la ministra Norma Lucía Piña Hernández era la más idónea de los cinco candidatos a presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Hoy es la primera mujer en alcanzar ese cargo, con seis votos de los once posibles.

En su primer mensaje, en el que rechazó hablar de victorias y sí de compromisos, la ministra subrayó el reconocimiento a la mujer que implica su elección. Y en efecto, la ruptura de lo que parecía “un inaccesible techo de cristal”, fue celebrada por muchas mujeres, que saben del acoso, de la difamación, de la subestimación, de todas esas detestables y miserables prácticas que frenan el avance de las mujeres en muchos ámbitos públicos y privados, e incluso en el Poder Judicial.  

A diferencia de lo que ocurría en anteriores sexenios, con Arturo Zaldívar la Corte no fue complaciente con el gobierno ni subordinada a éste, pero tampoco adversaria. La nueva presidenta de la SCJN situó en su proyecto a la independencia judicial interna y externa como “la columna vertebral” en la ejecución de sus funciones. La autonomía se ha reflejado en sus votaciones: en este sexenio sólo 17% de sus sufragios fueron favorables a la 4T en 18 asuntos relevantes (Reforma, 02/01/23), entre ellos el de la prisión preventiva oficiosa.

Pero la ministra Piña no ha ejercido su autonomía sólo en este sexenio, sino también en el anterior. Por ejemplo, en el gobierno de Peña Nieto, votó en contra de la vergonzosa ampliación del período de cuatro magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; quedó en la minoría, y la ampliación determinada por el Senado y controvertida por Morena y el PRD, se mantuvo.

Ahora bien, así como ha de cuidarse la autonomía del Poder Judicial, cuando la razón y la ley estén del lado del gobierno, es preciso evitar el miedo a lo que dirán la oposición y otros críticos de la 4T y votar en consecuencia. Ha de recordarse a Zaldívar y Valadés: la Corte no es contrapeso, sino garante del orden constitucional. Los contrapesos son granos de otras vainas, particularmente congresionales.

Aunque ostensiblemente la 4T no favorecía la candidatura de Piña Hernández, su elección ha sido bien recibida casi unánimemente, incluso por prominentes morenistas. Hay opiniones coincidentes en que contribuye al fortalecimiento de la división de Poderes, un fortalecimiento que conviene a la nación y al avance democrático.

Norma Lucía Piña Hernández ha hecho historia con su sola elección porque es la primera mujer que preside la Suprema Corte. Pero quedan muchos techos por romper.

Que la historia de Norma Lucía continúe exitosamente por los caminos de la justicia, la equidad, la eticidad, la anticorrupción, el antinepotismo, el antiacoso… Y también que transite por los senderos de la utopía, esa evasiva e inalcanzable dama que -interpretando a Birri, Galeano y Zaldívar- hay que perseguir porque se trata de una persecución que puede ser fructífera, fértil, generosa.

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En las “Líneas generales de trabajo” presentadas como su propuesta de candidata, la ministra Piña Hernández incluyó estos conceptos y propósitos:

La independencia judicial no sólo se alcanza a través del diseño legal e institucional, sino que brota, nace, de la conciencia del juzgador. Para construir la confianza de las y los justiciables en el sistema de impartición de justicia, propondré enfocarnos en la independencia objetiva y subjetiva de cada jueza o juez. No sólo del sistema judicial.

No creo en aquellos que afirman que no hay unidad en el PJF porque estamos divididos al formar bloques. La heterogeneidad en nuestra composición es nues­tra fuerza. Construyamos sobre el dinamismo que provoca nuestra diversidad. Escuchémonos más y mejor, y frente a la tentación de imponernos, optemos por el bien de la institución colegiada a la que servimos.

Hoy se dice que no se les escucha (a los jueces), que no se les apoya desde la cúpula del PJF. Les propongo cam­biar este escenario, pues si bien las personas juzgadoras están sujetas cada día a mayores exigencias, también les es indispensable que su institución los arrope.

La emergencia planetaria decretada por la ONU para alertar sobre la gravedad de las crisis interrelacionadas de la contaminación, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, hace indispensable tomar en cuenta el impacto determinante que los daños ambientales y el cambio climático tienen sobre los derechos fundamentales de las personas de hoy y las generaciones futuras.

POR EDUARDO R. HUCHIM

@EduardoRHuchim / omniacolumna@gmail.com

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