Actualmente, uno de los temas más importantes de la agenda nacional es la militarización del país. La semana pasada fue aprobada, por ambas Cámaras, la reforma por la cual la Guardia Nacional es transferida a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Activistas feministas y defensoras de los derechos de las mujeres manifestamos nuestro rechazo y así se creó la “Resistencia Feminista” que es un colectivo de mujeres, colectivos y organizaciones que expresamos nuestras posturas en contra; en cuestión de días fuimos descalificadas únicamente por pensar distinto y manifestarnos en contra de una política que nos lastima a todos pero más a nosotras, los razonamientos en contra de la militarización son bastantes y más sólidos que las ocurrencias de nuestro actual gobierno.
De acuerdo al Instituto de Mujeres en la Migración, existen investigaciones que reflejan cómo la militarización ha incrementado la violencia estructural que vivimos las mujeres, nuestros cuerpos se vuelven territorio de guerra, negociación y control. A la Corte Interamericana de Derechos Humanos han llegado emblemáticos casos mexicanos tales como Inés Fernández y Valentina Rosendo, mismas que fueron violadas y torturadas por militares en Guerrero; o el de Ernestina Ascencio, mujer veracruzana indígena de 73 años que fue torturada sexualmente por militares; también está el de 14 trabajadoras sexuales torturadas sexualmente y psicológicamente por un grupo de militares en Coahuila.
No solamente han habido casos que prueban el abuso militar en contra de las mujeres, las cifras también lo corroboran, de acuerdo con el informe La militarización: afectando desproporcionalmente a las mujeres en México (2021) de la organización México Unido Contra la Delincuencia, las principales agresiones que ejercen las fuerzas armadas hacia las mujeres en el país son: 13.7% manoseos, tocamientos o levantones de ropa; 19.7% patadas, golpes, pellizcos y empujones; 18% vigilancia y seguimiento; y 4% violación o intento de violación. Es decir, nuestros cuerpos son territorios conquistables y estrategicos para un militar, existe más del 50% de probabilidad que seamos agredidas física y sexualmente por una actuación militar en pleno uso de sus funciones.
En un contexto internacional, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra las Mujeres ha expresado su preocupación por las consecuencias para las mujeres y niñas ante el despliegue del Ejército y la Marina en labores de seguridad pública en México.
Por esto nos informamos y protestamos, luchamos, marchamos, rompemos y quemamos, porque en un país como México la igualdad y el acceso a la justicia para las mujeres no es una realidad y una reforma tan importante, debe dar seguridad no solamente a algunos sino también a nosotras.
El día de hoy, esto es un cambio que México tendrá en los siguientes días que irónicamente son patrios; lo que nos queda es continuar y buscar revertir estas acciones desde la propia resistencia, en fin… nos vemos en la Corte.
POR DIANA MURRIETA
PRESIDENTA Y FUNDADORA DE NOSOTRAS PARA ELLAS, A.C.
@DIANAMURRIETAMDIANA.MURRIETA@NOSOTRASPARAELLAS.ORG
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