Se cumplen más de veinte días de la inundación de la mina El Pinabete ubicada en el municipio de Sabinas, Coahuila, la cual dejó atrapados a 10 trabajadores que estaban en lo profundo del pozo, desde ese momento, iniciaron las labores de rescate por parte del Gobierno Federal y hasta el momento, suman más de 500 horas de trabajos en los que se mantienen, alrededor de 457 especialistas, voluntarios y representantes de los tres niveles de gobierno, así como equipo de desfogue del agua.
Si bien, dicho municipio es conocido a nivel mundial, no tanto por sus minas sino por las tragedias que a lo largo de la historia se han registrado en ellas y al día de hoy, no ha sido la excepción, lo cierto es que, vivimos tiempos distintos a los de la tragedia de Pasta de Conchos del 2006 que cobró la vida de 65 mineros y, por poner un ejemplo, al día de hoy existe voluntad del Gobierno Federal en el rescate de las personas atrapadas y, para ello, se ha implementado un plan de trabajo de ingeniería con especialistas, geólogos, geotécnicos, mineros y geofísicos.
En contraste, el 2006, en Pasta de Conchos, a los cinco días del siniestro se les declaró oficialmente muertos a los mineros sin haber instalado un equipo de monitoreo que permitiera una ubicación exacta, aunado a ello, se señaló que no había "posibilidad alguna de supervivencia tras la explosión de metano" y suspendieron la búsqueda.
Sin duda cada vida perdida duele en cualquier momento y en cualquier lugar, pero cada vida que se pierde en estas circunstancias y no se actúa, se agravia aún más a los familiares por ello, en esta ocasión se les ha pedido a expertos alemanes y estadounidenses se sumen al rescate de los diez trabajadores atrapados desde el pasado 3 de agosto, acción que nunca hicieron en el 2006 en donde la voluntad de las autoridades brilló por su ausencia.
Con ello, se está enviando el mensaje de que han quedado muy atrás las prácticas que prevalecían en sexenios anteriores, de cerrar casos, de ocultar pruebas, de entorpecer investigaciones y, sobre todo, de la forma negligente de las autoridades de no informar siquiera a las familias de las víctimas, por eso en esta ocasión, por lo menos, se cubrirán sus gastos con recursos semanales hasta lograr el rescate de sus familiares, no como una forma de indemnización sino, para solventar sus necesidades básicas al verse afectadas por la tragedia.
Es evidente, que la exigencia de los familiares, seguirá siendo que las autoridades privilegien el rescate de sus seres queridos que, en la mayoría de los casos, eran los proveedores de los hogares y a eso obedecen los recursos que comienzan a fluirles como una forma de no desprotegerlos y de no ignorarlos como ocurrió en el 2006 en Pasta de Conchos en donde, nunca priorizaron lo esencial que es la vida de todo ser humano.
POR JULIO CÉSAR MORENO
DIPUTADO FEDERAL CON LICENCIA
@JULIOC_MORENO
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