MALOS MODOS

¿Los ven entregando el poder?

Es un hecho que el narco intervino en la elección intermedia, y que intervino en favor del oficialismo

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los finales de sexenio, que en México duran como año y medio, y las elecciones que los acompañan, tienen una ventaja potencial: te puedes ganar una lana en apuestas. Por ejemplo, puedes meterte un dinerito si encuentras a alguien dispuesto a creer que el presidente, y con el presidente todo su entourage, estaría dispuesto a entregar el poder a la oposición después de una derrota en las urnas, un escenario para nada imposible. Me pronuncio: no tendría reparo en apostar en contra de esa afirmación la escasa herencia que podría dejarles a mis hijos, por varias razones.

La primera, para no andar con muchos rodeos, es que el presidente nunca, ni una sola vez, ha reconocido una derrota electoral. ¿Recuerdan el cuento del fraude en Tabasco, en 1988, que no pudo demostrar? ¿Recuerdan sus reticencias para aceptar a Peña Nieto, que le dio un claro repaso en 2012? Sobre todo, ¿han visto la manera obsesiva, rabiosa, con que vuelve a la tomadura de pelo del fraude de 2006, ese fraude inexistente que él y sus comentócratas a modo tratan de convertir en verdad a fuerza de repetir la mentira? Bueno, pues el presidente, que para algunas cosas no improvisa, ha aplanado el terreno desde 2018, con la campaña de calumnias contra el INE, para rechazar un resultado negativo. No, no tenemos un presidente con pulsiones democráticas. Vaya que no.

La segunda razón es que esa falta de convicciones democráticas se extiende a una buena parte del movimiento que lo acompaña. Ahí tienen la elección interna de hace unas semanas, un espectáculo de acarreo, circulación de efectivo, amenazas con cancelar los llamados programas sociales a los díscolos y, cómo no, chingadazos y urnas quemadas. De nuevo, no hagan caso a los comentócratas y funcionarios que intentan minimizar su magnitud. Lo que pasó fue muy grave, y habla de una cultura muy extendida del agandalle electoral. El presidente, subrayemos lo obvio, no solo puede contar con ella, sino que seguramente lo hace desde ya, para intimidar a la oposición a la hora de los votos y sobre todo para incendiar al país en caso de que los votantes le digan que no a su corcholata.

Intimidación e incendio en los que también puede tener un papel el crimen organizado. No soy de los que creen en teorías complotistas como que la verdadera mente maestra detrás de la violencia criminal es el presidente. No, por Dios. Pero es un hecho que el narco intervino en la elección intermedia, y que intervino en favor del oficialismo. Las carantoñas presidenciales para los delincuentes, los abrazos sin balazos, pues, no son, en ese sentido, en vano, y un país en llamas –por que el país está en llamas: de nuevo, no oigan a la comentocracia chaira– viene, sí, como anillo al dedo.

En fin, que la cosa se va a poner negra. No lo discutamos: pónganle una lana.

POR JULIO PATÁN
COLUMNISTA
@JULIOPATAN09

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