COLUMNA INVITADA

La idea de Norteamérica y el T-MEC

En la decisión histórica de establecer que el subsidio será para los autos ensamblados en Norteamérica, seguramente influyó la importancia que tiene para EU contar con cadenas de suministro resilientes

OPINIÓN

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Carlos de Icaza / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace 15 años, cuando tuve el honor de encabezar la misión diplomática de nuestro país en Washington, una de las cuestiones que más me intrigaba era que pese a los grandes avances en la apertura comercial del TLCAN, mediante la eliminación de la mayoría de las barreras arancelarias y no arancelarias al comercio y la inversión entre Canadá, EU y México, no teníamos — y creo seguimos sin tener— una visión compartida trilateral del futuro de la integración regional. En aquellos años, hice amistad con Robert Pastor, entonces vicepresidente de la American University y un incansable promotor de la idea de Norteamérica. Pensaba Pastor que los retos mayores en el camino de la integración consistían en cerrar la brecha del desarrollo económico entre México y sus dos grandes vecinos, y trabajar en favor de una comunidad de América del Norte sobre la base del respeto mutuo, "cuya premisa es que los tres países soberanos se benefician cuando cada uno progresa, y todos sufren cuando uno falla".

El 16 de agosto, si Bob Pastor aún estuviera entre nosotros, habría visto complacido la firma en la Casa Blanca de la Ley de Reducción Inflacionaria, que tiene el fin de reducir el déficit para combatir la inflación, invertir en la producción y fabricación de energía doméstica, así como reducir las emisiones de carbono en 40% para 2030, y otorga un crédito fiscal para la compra de vehículos eléctricos ensamblados en América del Norte.

Esta frase de “ensamblados en América del Norte” no tiene precedente en la legislación de EU y es muy diferente a la propuesta hace meses por Biden, a través de la iniciativa Build Back Better, que proponía tal subsidio sólo para los autos producidos en EU, que resultaba discriminatorio y perjudicial para la industria automotriz mexicana. Tras largos debates en el Senado americano, la iniciativa sufrió modificaciones para conseguir el consenso de los demócratas. En este proceso se plantearon las preocupaciones del gobierno mexicano con sus contrapartes sobre la cuestión específica de los subsidios, que contó con el apoyo del sector privado. Finalmente, en la decisión histórica de establecer que el subsidio será para los autos ensamblados en Norteamérica, seguramente influyó la importancia que tiene para EU contar con cadenas de suministro resilientes, lo que permite asegurar la proveeduría de productos y servicios esenciales entre socios comerciales, reduciendo la dependencia de otros, lo que se conoce como nearshoring y ally-shoring.

Si bien la disposición a que me refiero constituye una buena noticia para la industria automotriz mexicana, también puede servir de precedente para otros sectores productivos y negociaciones comerciales. Se trata de una buena señal para el T-MEC que, en mi opinión, sale fortalecido justamente en momentos en que se ventilan consultas para dirimir diferencias en otras áreas. Lo importante es comprender que en América del Norte es mucho más lo que nos une, que lo que nos separa.

POR CARLOS DE ICAZA
EMBAJADOR EMÉRITO Y EXSUBSECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES
@CARLOSDEICAZA

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