COLUMNA INVITADA

El descalabro de Occidente

El conflicto en Ucrania puede convertirse en la punta del iceberg de un peligro mayor para quienes defendemos la libertad y el espíritu democrático

OPINIÓN

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Javier García Bejos / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En un contexto en el que Europa se ha quedado sin liderazgos definidos, en el que Estados Unidos tiene que librar batallas intestinas y en el que China calcula pacientemente su predominio global, tenemos el conflicto entre Rusia y Ucrania que se ha
prolongado demasiado y con consecuencias devastadoras, no sólo para los involucrados directos, sino para todo el mundo. El descalabro de Occidente en esta guerra es más que obvio.

Todos los intentos por terminarla por los canales diplomáticos, sanciones económicas contra Rusia, que paradójicamente han tenido un efecto boomerang contra quien las impuso, o cualquier otro tipo de negociación, han topado con pared ante la determinación de Putin de lograr su objetivo de convertir a Ucrania en un territorio satélite de su país.

Si el mundo no había tenido suficiente con todos los estragos que causó la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19, el
conflicto en Europa del Este vino a poner la cereza en el pastel, agravando la crisis económica global con una inflación que ha
pegado a todos, especialmente a la casi siempre fuerte e imbatible economía estadounidense.

Por ahora, hay quienes dicen que el tope máximo de la inflación, por lo menos en nuestro país, sucederá en septiembre, pero ante un escenario tan volátil y en el que la solución del conflicto bélico en Europa no se ve cerca, cuesta un poco mantener el optimismo, sobre todo, si tomamos en cuenta el comportamiento tan errático y francamente endeble de las potencias de Occidente.

Este bloque económico, político y cultural se enfrenta a una de sus horas más decisivas en su historia. Está claro que en muchos sentidos el modelo de sociedad propuesto por Occidente se ha ido agotando y sus ideólogos y líderes no han sido capaces de reinventarse, ser creativos y entender que la realidad del mundo ya no es la de la Guerra Fría y que lo que importa aquí es la defensa de los mejores valores de la democracia liberal, más allá de izquierda, derechas, rojos o azules.

El conflicto en Ucrania puede convertirse en la punta del iceberg de un peligro mayor para quienes defendemos la libertad y el espíritu democrático. Y que no sé me diga que soy ingenuo, puesto que reconozco y soy muy consciente de los fallos y omisiones de la democracia occidental, los he señalado en muchas ocasiones, pero no tengo la menor duda en que, pese a sus defectos, este es el mejor sistema político al que hemos podido llegar hasta ahora como civilización.

Y eso es lo que está en peligro. Porque carecemos de liderazgos. Porque abundan las voces que incitan a la división, al odio, y al
aislacionismo.

Me parece que no deberíamos subestimar las consecuencias que podría tener la postergación casi ad infinitum del conflicto en
Ucrania y la incompetencia de Occidente para llegar a un acuerdo. Si bien de este lado la clase política no es digna de presumir, del otro tenemos a un líder déspota, autoritario y dispuesto a todo con tal de regresarle a su país las glorias del pasado.

Ya una vez Occidente se dio el lujo de no tomarse muy en serio la determinación del actual Presidente de Rusia, y ahí están las
consecuencias. Si vuelve a repetir la “hazaña”, puedo que esta vez no sobreviva.

POR JAVIER GARCÍA BEJOS
COLABORADOR
@JGARCIABEJOS

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