CUERPO Y ALMA

El descubrimiento del fuego

El fuego para marcar y dañar a las mujeres no se descubrió; fue inventado —como les gusta decir a los historiadores— por el hombre. Cada ataque machista apaga nuestra posibilidad de avanzar como civilización

OPINIÓN

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María Elena Esparza Guevara / Cuerpo y Alma / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Domesticar el fuego aceleró nuestro desarrollo civilizatorio: el poder pasó de la naturaleza a nuestros ancestros de hace unos 500 mil años cuando lo empezaron a usar para protegerse del frío, ahuyentar animales peligrosos o cocinar. Y hacer la guerra.

Culturas enteras sobrevivieron o se extinguieron según su capacidad para sacar provecho del arma más poderosa del mundo antiguo. En sus llamas no sólo se consumieron campamentos militares, sino maravillas como la Biblioteca de Alejandría que daría cuenta hoy de una historia que corre paralela a la de la humanidad: la del patriarcado.

Y es que muchos milenios después, el fuego ha adquirido una dimensión simbólica que vale la pena analizar cuando hablamos de la violencia machista, un producto cultural que hubiera sido bueno “quemar” hace mucho. Para contexto, revisemos los casos recientes de Luz Raquel Padilla en Jalisco y Margarita Ceceña en Morelos.

¿Cómo entenderlos? La parcialidad implícita de género, es decir, lo aprendido sobre nuestros roles desde la primera infancia, indica el arraigo en nuestra corporalidad de ciertos mandatos asignados y normalizados culturalmente. En el caso de las personas de sexo femenino, el de belleza es uno de los predominantes.

Los ataques con ácido, cloro, gasolina y fuego castigan a sus víctimas precisamente en ese mandato, al deformar su cuerpo en una muerte larga y dolorosa: el objetivo es borrar su identidad corporal, despojarla de su rostro. Si sobreviven al brutal ataque, su vida está envuelta en estrés postraumático.

Increíblemente, y a pesar de que, de acuerdo con la Secretaría de Salud, durante el primer semestre de 2022 se registraron 47 ataques con sustancias corrosivas químicas contra mujeres, solamente en siete estados es un delito tipificado. Aguascalientes, Baja California Sur, Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Oaxaca y San Luis Potosí son las únicas entidades que lo reconocen como agravante en violencia de género.

En marzo, el Senado aprobó una reforma para incluir esta dimensión en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; está en manos de la Cámara de Diputados darle carácter nacional a lo que a nivel local se ha atrasado en 25 estados, incluidos Jalisco y Morelos.

El fuego para marcar y dañar a las mujeres no se descubrió; fue inventado —como les gusta decir a los historiadores— por el hombre. Cada ataque machista apaga nuestra posibilidad de avanzar como civilización.

POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
FUNDADORA DE OLA VIOLETA AC
@MAELENAESPARZA

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