La Encerrona

Bukele y el peluquero de Krugman

“La respuesta para mi peluquero es: No, no debería comprar bitcoins”. Paul Krugman

Bukele y el peluquero de Krugman
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, es un joven político y empresario que llegó al mayor cargo político de su país aún sin cumplir los 40 años. Aunque se ha autodenominado en varias ocasiones como de “izquierda radical”, por la vía de los hechos no ha gobernado apegado en esta coordenada del cartesiano político, incluso, dicho por sus críticos, no tiene un ideario definido. Quizá solo pueda definirse como radical, o mejor dicho, un político populista con ideas radicales. Muestra de ello es su postura frente a la grave problemática pandilleril, pero la más visible a los ojos del mundo es, sin duda, la adopción del bitcoin como moneda oficial.

Después de tan solo tres meses de aprobada por la Asamblea Legislativa, la llamada Ley Bitcoin entró en vigor el 7 de septiembre de 2021 ante la mirada expectante de todos los expertos en economía y finanzas alrededor del orbe y, sobre todo, ante la mirada escéptica de las y los salvadoreños. Para mainar con la incredulidad de salvadoreños, dentro y fuera del país centroamericano, Bukele ofreció 30 dólares en bitcoins a todo aquel que descargara la aplicación de la nueva billetera digital, llamada “Chivo wallet” (padre o chido o  cool en jerga salvadoreña), lo que incentivó a millones de nuevos usuarios. Sin embargo, el recelo continuó una vez gastados esos dólares.

Hasta aquí todo parecía una idea que podría revolucionar las finanzas públicas, comenzando por una nación mayoritariamente sumida en la pobreza multidimensional como es El Salvador, sin embargo llegó el colapso predicho por el Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y varios especialistas. Un año después del anuncio, con bombo y platillo (y dicho en inglés), de oficializar como moneda corriente al activo digital, el bitcoin se desplomó de manera estrepitosa, perdiendo en una semana hasta el 30 % de su valor y en continua depreciación. Según publicaciones salvadoreñas, las “inversiones” que ha hecho Bukele le han costado al arca pública aproximadamente 63 millones de dólares en pérdidas y un, de por sí, escepticismo al alza.

Ante esto Bukele se limitó a decir vía twitter (su medio favorito de comunicación) el 18 de junio: “Veo que algunas personas están preocupadas o ansiosas por el precio del Bitcoin en el mercado. Mi consejo: dejen de ver la gráfica y disfruten la vida. Si invirtieron en BTC su inversión está segura y su valor crecerá muchísimo después del bear market. Paciencia es la clave”. Lo más preocupante es que, en realidad, nadie conoce a ciencia cierta lo que el presidente ha “invertido” en divisas digitales, sus ganancias o sus pérdidas, ya que la información al respecto solo se respaldan por algún comunicado del ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya o por los tuits del propio Bukele.

Esta situación me hizo recordar una columna de 2018 en el New York Times, donde el nobel en economía, Paul Krugman, comienza su texto así: “Hace poco mi peluquero me preguntó si debería invertir todos sus ahorros en bitcoins. La verdad es que si los hubiera comprado hace más o menos un año, ahora estaría muy contento”. El peluquero de Krugman ni Bukele compraron estos activos de manera oportuna, pero sí existe una gran diferencia entre ellos, el barbero escuchó con disciplina al nobel y no apostó sus ahorros en la criptomoneda; por su parte, el presidente salvadoreño no leyó a Krugman ni escucho las alertas de los expertos.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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