La influencia política y económica del crimen organizado ha crecido exponencialmente, en relación directa a un sistema económico que trasformó los valores éticos y le dio preminencia a la riqueza como única razón del ser humano.
La importancia económica del manejo de miles de millones de dólares ha implicado también cambios en la forma de combatirlo, pues ya no sólo se trata de criminales y extorsionadores, sino en la “lavandería” de las fortunas que ahí se manejan, se encuentran –como se ha acreditado— baqueros, empresarios y políticos. Por eso, cobra especial interés el caso de la reaprehensión de Caro
Quintero.
La verdad jurídica es inobjetable, Enrique “Kiki” Camarena y el piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar, fueron torturados y asesinados de manera cruel y los responsables principales fueron Caro Quintero, Enrique Fonseca y Félix Gallardo. Este homicidio cambió las relaciones de combate al narcotráfico, para convertirlo –más que en un asunto de Seguridad Pública— en un asunto de Seguridad Nacional, política que desde entonces ha encabezado la DEA, como una forma más, no sólo de combate al crimen, sino de dominación política, así lo registra con claridad un Libro recién aparecido denominado “Una historia intelectual del narco en México” escrito por un académico de nombre Oswaldo Zavala.
Los misterios y secretos de este homicidio proditorio del Kiki Camarena implican una narrativa, que tiene que ver con la relación entre la CIA y la DEA, pues existen versiones como la de Jesús Esquivel, en su publicación “La CIA, Camarena y Caro Quintero: La historia secreta”, que señala como responsable de esta muerte a la propia CIA.
Las declaraciones que hizo el ex director de Inteligencia de la DEA, Phil Jordan, en la que afirma que Caro Quintero pactó su liberación con el gobierno de México en la gestión de Peña Nieto; la de Álvarez Machain que señaló que fue llevado a los banquillos de la Corte estadounidense de manera ilegal, al ser secuestrado por una docena de exmilitares y policías mexicanos (el procurador de ese tiempo Álvarez Del Castillo era su pariente cercano); y la de Rubén Zuno Arce, quien había vendido la propiedad con anterioridad al secuestro del Kiki Camarena y que finalmente fue aprehendido, juzgado y fallecido, abandonado por todos en una cárcel norteamericana.
El misterio no será revelado, pero la reaprehensión de Caro Quintero abre una posibilidad de que se conozcan algunos de estos enigmas, que durante más de treinta años han sido tratados tanto en Estado Unidos como en México, pues a los personajes que se pretenden implicar y, sobre todo los intereses, afectan la política de ambas naciones.
Basta decir que el enorme escándalo que se produjo en el asunto de “Irán-Contra” y del que fue protagonista el Coronel Oliver North, especulaba que el dinero del narcotráfico en México y en Colomba, se utilizaba para la preparación de elementos “antiguerrilla” en Nicaragua y El Salvador, que siguen sin ser aclaradas estas imputaciones que se ventilaron en el Congreso Norteamericano, pero hay suficientes elementos para que el público en general entienda que hay una relación perversa entre el poder político y el crimen organizado.
Caro Quintero no será fácilmente extraditado, pues, en el ejercicio de sus derechos constitucionales, tendrá un debido proceso de extradición. Vale la pena reflexionar, desde una visión que rebase el análisis de los simples hechos delictivos, para tratar de encontrar –en la geopolítica— las relaciones que operan atrás de estas conductas que avergüenzan a la humanidad, como la extorción, el secuestro, el trafico de personas y de armas y, desde luego, el trasiego de los estupefacientes.
Caro Quintero –que alguna vez ofreció pagar la deuda exterior mexicana— es un personaje siniestro y un peligroso delincuente, no obstante, debe tener la respuesta a muchos de esos misterios.
POR ALFREDO RIOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ