COLUMNA INVITADA

Efecto Johnny Depp

En Coahuila, la Ley Olimpia favoreció a un hombre al ser amenazado por su exesposa

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Por meses, el juicio entre Amber Heard y Johnny Depp ocupó el centro de la opinión pública. No fue para menos, se trató de un pleito entre dos personalidades del mundo de la farándula. Actores de fama internacional enfrascados en un juicio que fue un espectáculo. El jurado concluyó que se difamaron mutuamente. Condenó a la actriz a pagar 15 millones de dólares y a él a pagar 2 millones.

¿Justicia? ¿Estrategia publicitaria? ¿Fue un asunto de dinero? No solamente. Previo a la sentencia, las declaraciones de quien fuera su esposa dañaron al actor, no sólo perdió contratos millonarios, sino que fue estigmatizado. Si bien Depp limpió su imagen, nunca será igual. Fue un caso emblemático que lavó la cara de la justicia estadounidense, pero sólo en apariencia, porque en ese país la aplicación de la ley está cruzada por fuertes prejuicios raciales y económicos.

Este juicio tuvo efectos. Hombres que enfrentan acusaciones o juicios similares alzaron la voz y asumieron una defensa activa. En EU prevalece una cultura machista que debe terminar. Depp demostró que no se puede prejuzgar, que cada caso es diferente y que debe evaluarse en sus méritos.

Hace unos días, en Coahuila, por primera vez la Ley Olimpia favoreció a un hombre al ser amenazado por su exesposa. La mujer difundió fotografías íntimas de él para ganar la patria potestad de sus hijas. En el divorcio, ella compartió y publicó contenido fotográfico íntimo de su expareja, lo que provocó el despido inmediato de su trabajo. El perjudicado recurrió a la Ley Olimpia, llevó el caso ante un juez. La mujer fue acusada por el delito de violencia a la intimidad sexual.

Olimpia Coral, la activista por cuyo nombre se conoce a esta ley, publicó en redes: “La justicia es tan patriarcal que cuando se utiliza la Ley Olimpia para un hombre fue rápida y expedita y la sociedad la aplaude. Antes sólo nos llamaron locas y culpables. Nunca un hombre estará en las mismas condiciones de desigualdad que una mujer”.  

Respeto todas las opiniones, pero culpar de todo al patriarcado es no culpar a nadie. Rechazo la violencia y condeno cualquier agresión contra las mujeres. Aspiro a que exista justicia y se aplique la ley sin importar género, preferencia, religión, condición social o económica, tal como lo establece la Constitución.

El hombre es una de las pocas especies que puede aprender nuevas cosas durante su vida. Muchos estamos convencidos que la cultura machista debe terminar y que nuestra reeducación es posible y necesaria. El cambio no inicia o termina en el lenguaje incluyente, ni en generalizaciones, sino en la construcción de una cultura de paz y en una auténtica tolerancia. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?

Por Onel Ortíz Fragoso

@onelortiz

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